Blue Nelson, pasión por Porsche desde la cuna
En un garaje discreto de Los Ángeles, situado entre casas bajas de California, Blue Nelson es el poseedor de una de las colecciones de coches más espectaculares de Estados Unidos. Los vehículos valiosos parecen cada vez más destinados a convertirse en activos estacionados en cuarentena en un garaje. Pero Blue Nelson siempre se ofrece una invitación atractiva: subirse a cualquiera de los vehículos de sus sueños y conducir.
Y es que la pasión por los automóviles clásicos y raros, en especial su debilidad por Porsche, le vienen desde que es muy pequeño. Le viene de tan lejos, como que sus padres le llevaron a casa desde el hospital donde nació en un Porsche 356 Roadster.
Proveniente de familia del mundo del espectáculo (su padre Gary era cineasta y su madre Judi actriz), actualmente este hombre de 50 años trabaja como director adjunto. Pero paralelamente a esta carrera profesional, ha desarrollado una secundaria, en la que rastrea, localiza y restaura vehículos aunque estos se encuentren a miles de kilómetros de distancia.
Tanto es así que ha viajado a más de 110 países en busca de vehículos para sus clientes de alta gama, pero al mismo tiempo busca coches para seguir aumentando su flota. A diferencia de la mayoría de los coleccionistas, Nelson está feliz con la historia que acumula detrás de sus viajes, en lugar de solo diseccionar y centrarse en lo que está debajo del capó.
Cuando Nelson muestra su colección emite felicidad. Su garaje, situado en el Valle de San Fernando, un valle urbanizado en el área metropolitana de la ciudad de Los Ángeles, fue construido originalmente en 1920 como una prensa de olivas. Con una superficie de casi 5400 metros cuadrados se trata de un lugar renovado por Nelson con cuidado, donde ahora almacena una colección como ninguna otra en todos los Estados Unidos.
En este bastión encontramos vehículos como un Porsche 356 A 1500 GS Carrera Speedster en color rojo de 1957 o un Porsche Beutler en aluminio de 1957, fabricado a mano y con un motor de 1,5 litros.
También posee otras joyas como la versión descapotable del Rometsch Beeskow, de 1957, cuya carrocería de aluminio fue fabricada a mano en Berlín por Friedrich Rometsch. Y como no, encontramos el vehículo que hizo que se encendiera la llama de Nelson por Porsche, un Porsche 356 Roadster de 1962, en el que Gary Nelson llevó a su esposa y a su hijo en el trayecto desde el hospital donde nació hasta su casa. Es lo que podría apodarse como “un amor hacia la marca desde el nacimiento”.
Ya desde niño, Nelson invertía los centavos que le daba su padre por lavar el coche para comprarse revistas Christophorus, que decoraban las paredes de su cabeza y habitación de imágenes de vehículos artísticos en lejanos países. Aquí se continuó fraguando la pasión de este hombre por Porsche.
Hoy en día su garaje sigue adornado con imágenes de Grandes Premios, de sus padres e incluso una vitrina con los trofeos que su padre lograba en competiciones de motor. Gary Nelson conocido director de cine y televisión, entró en las carreras de Porsche en los años 50, sobre todo en Santa Bárbara, Palm Springs y en Paramount Ranch. La madre de Nelson, fue la actriz Judi Meredith, que también amaba los automóviles elegantes y exclusivos.
Finalmente, y cuando ya era adolescente, Blue Nelson comenzó con la búsqueda, reparación y restauración de vehículos clásicos en la década de 1980. Se quedó con algunos de ellos, pero vendió muchos en exhibiciones de autos y subastas, donde se hizo un nombre como alguien que podía encontrar "el más raro de los coches raros". Los almacenó y luego vendió algunos cuando aumentaron de valor. Tenía dieciséis años cuando adquirió su primer Porsche, un 1958 356 A.
Actualmente Nelson continúa viajando por el mundo, hurgando en los mercados, mirando por encima de las cercas, en los caminos y en los cobertizos, y haciendo excursiones a granjas y campos. Su trabajo de detección y restauración de automóviles podría ser similar a la arqueología, a menudo encargado por una larga lista de coleccionistas destacados. Sus clientes, que están involucrados en la política o en el sector del entretenimiento, requieren discreción.