Duero Hedonista
A veces no es necesario recorrer grandes distancias para encontrar la excelencia. Apenas 30 kilómetros son suficientes para paladear lo mejor de la Ribera del Duero, una zona que se ha lanzado sin complejos a abrazar el hedonismo total.
La Milla de Oro de Ribera del Duero, desde Peñafiel a Sardón del Duero, es hoy por hoy, una de las rutas más sibaritas de España. Tres restaurantes con una estrella Michelín, un antiguo monasterio y una abadía convertidos en flamantes hoteles de lujo, tratamientos wellness en spas boutique y por supuesto, bodegas donde zambullirse en los matices de uno de los mejores vinos del mundo. Y es que el vino, que no hace mucho era el único protagonista, marida ahora con hoteles de lujo y restaurantes gourmet, todo ello con el río Duero como testigo. A diferencia de otros lugares, aquí los edificios históricos del Monasterio de Valbuena y la Abadía de Retuerta, no sólo se visitan, sino que se viven, en sus claustros, capillas y refectorios, y en lujosos aposentos para vivir una experiencia única.
Claustro del Hotel Castilla Termal Monasterio de Valbuena.
Entrada de Abadía Retuerta Porsche Destination Charging.
Con menos siglos de historia pero con igual encanto, otro hotel boutique, Fuente Aceña, combina el caparazón de piedra de un antiguo molino harinero a los pies del Duero, con el hormigón blanco y el vidrio en un diseño minimalista y contemporáneo. En su restaurante, los manjares que salen de los fogones van de la mano de una extensísima carta de vinos, que Juan, el somelier, desgrana sin virtuosismos, en toda una cátedra del vino. Al atardecer, a 20 kilómetros de aquí, nos espera el pueblo histórico de Peñafiel con su espectacular castillo a 200 metros de altura, desde donde otear un imponente horizonte. La visita guiada del castillo no sólo es muy recomendable para conocer sus secretos, sino que además es la única forma de visitarlo. Desde lo alto de la Torre del Homenaje, la estrecha planta de esta fortaleza inexpugnable recuerda a un buque a punto de zarpar entre campos de cereales y viñedos. En el centro histórico del pueblo, la Plaza del Coso nos traslada hasta el medievo en una arena donde se han celebrado festejos desde siglos. Algunas de las casas de madera aún conservan la ley feudal de servidumbre por la cual, durante las fiestas de agosto, los actuales propietarios de las casas están obligados a ceder sus balcones a los descendientes de los antiguos nobles, para que disfruten los espectáculos taurinos.
Exterior de la bodega Pago de Carraovejas.
Castillo de Peñafiel.
Con los deberes históricos hechos, es hora de volver a la verdadera razón de nuestra escapada. Y es que más allá de Peñafiel, la ausencia de otros pueblos de gran interés es, en lugar de un contratiempo, una bendición, porque nos permite dedicarnos al bon vivant a tiempo completo. Hedonismo a lomos de una bicicleta eléctrica recorriendo los viñedos de la Bodega Villacreces, vecina de la exclusiva Vega Sicilia, para, tras conocer las variedades de uva en las cepas, disfrutar de un picnic de quesos, paté y embutidos acompañados por un Pruno, el vino al que Parker bautizó como el mejor vino del mundo en relación calidad precio. Otra bodega, Pago de Carraovejas, se levanta en el paisaje adusto creando un juego arquitectónico a través de sus formas cúbicas y nos invita a una de sus catas gastronómicas. Arquitectura espectacular a la vez que funcional, en unas modernas instalaciones donde todo está calculado al detalle. Una vez dentro, tras haber conocido la cuidada elaboración de uno de los mejores vinos de la región, comienza una experiencia gastronómica que combina la cata de vinos con la degustación de varios platos de su restaurante estrella Michelín Ambivium, con el paisaje de viñedos y el castillo de Peñafiel al fondo. Difícilmente se puede comer y beber mejor.
Exterior de Abadía Retuerta Porsche Destination Charging.
Exterior de Abadía Retuerta Porsche Destination Charging.
Siguiendo nuestro camino, a pocos kilómetros de aquí, El Hotel Castilla Termal Monasterio de Valbuena, nos recibe con un repicar de campanas, dándonos la bienvenida al monasterio cisterciense del siglo XII mejor conservado de Europa. Las pinturas murales en las arcadas de su claustro y su coro plateresco, nos dan pistas de una vida monacal, transformada hoy en otra mucho más epicúrea. Piscinas y recorridos de aguas termales que tiene su zenit en el espectacular Circuito Privado de Contrastes, una réplica de una de las capillas del monasterio, donde disfrutar un recorrido de piscinas térmicas, sauna y hammam, culminando con un delicioso masaje de espuma. Del tiempo de los monjes, se conserva su huerto, donde hoy se siguen cultivando todos los vegetales ecológicos que se consumen en los comedores del hotel. Y de un Monasterio, a una Abadía, la Abadía Retuerta, en un camino ascendente que nos acerca al paraíso transitando por caminos exactamente opuestos a los de los ascetas que vivieron entre estos mismos muros.
Porsche Taycan en los campos de Peñafiel.
En este Porsche Destination Charging cargado de historia, pasaremos la noche entre gruesos muros y capillas de piedra, en una lujosa habitación desde donde contemplar los viñedos de los cuales nace el vino que más tarde degustaremos. El universo Retuerta Le Domaine es la sublimación del hedonismo vivido en cada uno de sus rincones. En su inmaculada bodega, en sus pagos donde madura la uva y sobre todo en el interior de este convento del siglo XII donde el tiempo parece detenerse. Dentro del espectacular Refectorio, el restaurante del mismo nombre con su flamante estrella Michelín, se transforma en una verdadera experiencia religiosa donde a través de 25 exquisitas preparaciones, el chef Marc Segarra articula la historia gastronómica del territorio. Por la noche, cuando el silencio se apodera de la abadía, bajo las imponentes bóvedas de la iglesia iluminadas con velas, sentirás que, ahora sí, habrás alcanzado el nirvana.
Porsche Destination Charging en Abadía Retuerta.