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El arte de poner siempre el viento a tu favor

Desde los años 60, Porsche utiliza modelos aerodinámicos como herramientas clave en el desarrollo de sus deportivos. Son piezas únicas, probadas bajo condiciones extremas, que definen el equilibrio perfecto entre forma, función y emoción.

La esencia de Porsche tiene una marcada obsesión: la precisión milimétrica. Esta filosofía de trabajar al más pequeño detalle, también a nivel tecnológico, llevan a Porsche a desarrollar modelos que se convierten en sueños fabricados y que otras veces se quedan en la fase de prototipo. Estas maquetas, en cualquiera de sus escalas, son objetos muy especiales que pocas veces se muestran al público y que forman parte del legado técnico de Porsche. Los modelos aerodinámicos creados específicamente para pruebas en túneles de viento llegan a convertirse en piezas de colección incluso cuando ni siquiera han llegado a rodar por el asfalto. Estas carrocerías modificadas, cubiertas de anotaciones reales, símbolos, trazos y materiales experimentales, representan la ingeniería en estado puro.

Desde la década de 1960, Porsche ha trabajado con prototipos en miniatura como parte clave del proceso de validación aerodinámica. Se trata de modelos a escala, frecuentemente 1:5 o 1:4, fabricados en fibra de vidrio y otros materiales ligeros. Uno de los ejemplos más llamativos es el del Porsche 935/78, también conocido como “Moby Dick”, del cual se conserva un modelo a escala 1:5 que fue utilizado en ensayos aerodinámicos en la Universidad de Stuttgart antes de que Porsche dispusiera de su propio túnel de viento. El pequeño prototipo, de unos 6 kilos, fue clave para afinar el diseño que más tarde alcanzaría los 366 km/h en la recta de Hunaudières durante las 24 Horas de Le Mans.

A partir de los años 80, Porsche comenzó a realizar estas pruebas en sus propias instalaciones de Weissach, donde se habilitaron espacios tanto para maquetas como para modelos a escala real. En 2015, el centro se actualizó con un túnel de viento aeroacústico que permite ensayos a velocidades de hasta 300 km/h. Sobre una cinta rodante se simula la velocidad del coche en movimiento, y se obtienen datos de alta precisión sobre coeficientes de resistencia, carga aerodinámica y distribución entre ejes. Estos modelos siguen utilizándose incluso hoy, en combinación con simulaciones CFD y ensayos físicos, tanto para deportivos de producción como para proyectos de competición.

Desde 2022, el túnel de viento forma parte del nuevo Centro Climático de Weissach. Este avanzado complejo permite simular condiciones meteorológicas extremas con total precisión: temperaturas de -30 a +50 °C, lluvia monzónica, vientos de hasta 250 km/h y radiación solar de 1.200 W/m². Los ingenieros exponen aquí los prototipos a cientos de variables, desde la refrigeración del habitáculo hasta la capacidad de carga de una batería en entornos hostiles. La posibilidad de replicar exactamente el mismo entorno permite validar hasta el último componente técnico antes de pasar a pruebas reales en carretera. Todo esto se realiza con la idea de armonizar el comportamiento dinámico, el confort y la fiabilidad de un Porsche, independientemente del lugar del mundo donde se conduzca.

La atención al detalle llega a extremos poco conocidos. Por ejemplo, el comportamiento del sistema de climatización se prueba con calor exterior extremo y frío interior forzado, para validar cómo se descongelan los cristales o cómo se mantiene el confort térmico. Se ensayan escenarios como ascender con remolque por un puerto de montaña o circular en tráfico urbano denso. Y para todo ello se emplean maquetas, prototipos a escala real y bancos de simulación física que, en ocasiones, parecen salidos de un laboratorio de ciencia ficción.

La historia de estas pruebas incluye incluso anécdotas únicas. En los años 70, se utilizaban pequeñas balanzas especiales conectadas por pivotes a las ruedas del modelo para medir fuerzas horizontales y verticales. Y hoy, esas herramientas se han sofisticado hasta incluir plataformas giratorias, cámaras de alta velocidad y sensores en tiempo real. Esta evolución ha hecho del túnel de viento un actor silencioso, pero crucial, en la creación de cada Porsche.

Un ejemplo sorprendente del alcance de esta tecnología lo encontramos fuera del mundo del motor cuando Porsche Engineering colaboró con el campeón mundial de surf de olas gigantes, Sebastian Steudtner, para optimizar su tabla y su postura sobre ella utilizando simulaciones CFD y ensayos en túnel de viento. El objetivo: reducir la resistencia aerodinámica y aumentar la velocidad, un factor clave para sobrevivir a olas que superan los 30 metros de altura. En este proyecto se ha logrado reducir hasta un 17% la resistencia al viento mediante mejoras en la posición del surfista y otros ajustes, como rediseñar la parte delantera de la tabla. Una muestra clara de cómo la ingeniería de Porsche trasciende fronteras y disciplinas.

Estos prototipos de túnel de viento, marcados con cinta adhesiva, líneas de flujo y superficies rugosas o pulidas, son más que herramientas técnicas. Son testigos tangibles del proceso creativo, de la búsqueda de equilibrio entre forma y función. Representan la etapa donde lo invisible, el viento, se hace visible, y donde cada decisión tiene una consecuencia medible.