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El Porsche 911 SC en el Safari Rally
El Rally Safari es una exigente competición disputada en el continente africano desde el año 1953, concretamente en las sabanas, desiertos y montañas de Kenia. Se puede decir que es una de las pruebas de rally más exigentes y duras del mundo, debido a sus diferencias características en cuanto a una competición convencional.
La climatología hace en primer lugar, que sea necesaria una preparación exhaustiva tanto de pilotos como de sus vehículos. La posibilidad de tormentas está siempre presente, con el consiguiente lodo, embarramiento de los vehículos, subida de los río, que generalmente ocasionan problemas y averías.
Por el contrario, si la lluvia no hace acto de presencia, las altas temperaturas, el polvo, y la dificultad del trazado, son el resto de enemigos a los que tendrá que enfrentarse el piloto.
Otras características que hacen de este rally el más complicado del mundo para muchos son su disputa por pistas abiertas, la existencia de continuos obstáculos como personas y animales y la inexistencia de tramos cronometrados.
Nos encontramos ante una competición que no conoce el significado de pavimentado, y que por lo tanto requiere lo máximo del vehículo y del piloto: dunas de arena, ríos, tierra roja, polvo…
Pero Porsche nunca da ningún reto por perdido, y en el año 1978 acepta el desafío y se convierte en el único equipo de la parrilla que consigue que sus dos vehículos inscritos acaben la prueba, en segundo y cuarto lugar. El vehículo escogido y diseñado para la competición fue el Porsche 911 SC 3.0, una auténtica maravilla de la ingeniería.
El 911 SC 3.0, compartía similitudes físicas con su homólogo “Super Carrera”, pero por otro lado era muy diferente.
El motor que alimentaba los ejes era un Boxster de seis cilindros y 2,994 centímetros cúbicos. Sus 250 CV de potencia le permitían alcanzar una velocidad máxima de 210 km/h. El chasis, estaba especialmente preparado para la competición, puesto que una distancia de 28 cm lo separaba del firme. Además, el peso total del vehículo estaba en torno a 1.180 kg, lo que hacía del Porsche 911 SC 3.0 un vehículo robusto, veloz y fiable.
El cartel diseñado, representa precisamente esto último, un vehículo capaz de soportar las condiciones más extremas. Revestido con los legendarios colores de Martini, el vehículo contrasta con el suave fondo en azul celeste. En el diseño, queda marcada esa climatología adversa en la que el 911 SC 3.0 se mueve como pez en el agua.
La edición de 1978 era la número 26 de su historia, y suponía recorrer una distancia de 3000 millas entre el 23 y el 27 de abril, lo que equivale aproximadamente a 4800 km en 94 horas. Una distancia similar a lo que sería un recorrido entre Zuffenhausen y Moscú ida y vuelta, pero a través de un trazado por el continente africano. Casi nada.
Los pilotos suecos Björn Waldegård y Hans Thorszelius dominaban la carrera, pero un accidente con una roca que sobresalía del barro hizo que perdieran el liderato. Lejos de retirarse, y aún perdiendo la barra de acoplamiento del eje trasero, consiguieron acabar la carrera en cuarta posición, dos puestos por detrás de sus compañeros keniatas Vic Preston Junior y John Lyall.
Es necesario decir que en esta edición del Rally Safari, la ruta exacta que debía de realizarse se anunció solamente un día antes del inicio de la carrera, para garantizar la igualdad de oportunidades de todos los participantes.
A sabiendas de todo esto, Porsche envía a Jürgen Barth y Roland Kussmaul junto a la expedición. Estos dos expertos mecánicos, demostraron su enorme valía al conseguir cruzar estas duras tierras a una velocidad frenética y reparar la barra de acoplamiento del eje trasero con fibra de vidrio.
De manera que Porsche consigue lo que muy pocos han logrado, enfrentarse a una de las pruebas más duras del mundo y finalizar entre los cuatro primeros puestos con doble representación, demostrando que el Rally Safari se trata de manejar la velocidad, las rápidas manos de los mecánicos, la experiencia de los pilotos y la robustez del automóvil.