El Porsche de Ferry
Todos los Porsches son especiales, pero algunos – como éste – le dan un significado totalmente nuevo a la palabra especial. Este coche perteneció en otro tiempo a Ferry Porsche, quien tenía fama, junto con otros miembros de la familia Porsche, de personalizar cada uno de sus vehículos con detalles adicionales que aún no habían sido introducidos en la producción en serie, o que simplemente no estaban disponibles en los modelos estándar.
Este Porsche 911 S en un acabado verde aceituna metálico es uno de esos coches.
Aunque las matrículas son réplicas, todo lo demás en el coche es original. No sabemos por qué Ferry Porsche eligió la matrícula S-M 2000 para su Porsche 911 S cuando lo registró el 30 de julio de 1969. Quizás pensó que el número 2000 sonaba futurista; después de todo, eso encajaría con el coche. El número de chasis – 911 0300014 – indica que éste fue el decimocuarto coche con el nuevo motor 911-S, fabricado antes de que la fábrica cerrara para las vacaciones de verano. Los clientes sólo serían capaces de experimentar el nuevo motor plano de 180 HP y 2,2 litros después del verano.
Porsche había reservado los coches con números de chasis 01 a 03 para el equipo de carreras, que pretendía usarlos en el Rally de Acrópolis, y el número 13 se lo saltaron por razones de superstición. Todo esto significa que este coche es uno de los primeros diez Porsche 911 S de 180 HP fabricado para la carretera, y es probablemente uno de los Porsche 911 S más antiguos que aún existen con un motor de 2,2 litros. Este hecho por sí solo hace que este Porsche sea un artefacto histórico interesante, pero además, su primer propietario, Ferry Porsche, añadió varios detalles únicos al 911 S. Externamente, al 911 S le faltan los protectores en el parachoques frontal; Ferry Porsche pensó que le restaban aspecto deportivo, aunque no está claro cómo encaja eso con una barra de remolque registrada puesta en fábrica. Por suerte, no tiene instalado tal accesorio de remolque. Un vistazo más de cerca, revela la tapa trasera de aluminio, que es poco habitual en combinación con el sistema de aire acondicionado que hay debajo de ella.
El interior del vehículo es indiscutiblemente original
El motor también está lleno de sorpresas; el sistema de inyección utiliza componentes que en realidad pertenecen al Carrera 6, aunque no está claro si estos componentes fueron añadidos más tarde.
El interior del vehículo es indiscutiblemente 100 por cien original. Los asientos delanteros, con su diseño ergonómico, están recubiertos de tela, mientras que los laterales están revestidos de cuero de anilina – un cuero artificial excepcionalmente resistente que, en aquella época, se usaba principalmente en los muebles tapizados. En el coche, tiene un aspecto grueso, resistente y suave. En el momento de la fabricación, esta clase de materiales eran muy caros, aunque la inversión valió la pena, ya que el interior aún luce como nuevo a día de hoy. El cuero de anilina no muestra signos de envejecimiento, y los elevalunas eléctricos, el techo corredizo y la radio Blaupunkt funcionan como el primer día.
La cabina de mando del Porsche 911 S en verde aceituna metálico
Este 911 ha disfrutado claramente de una buena vida. Porsche vendió el coche el 6 de diciembre de 1971 a Guy Jean Dubois, un comerciante de pescado de Estrasburgo, con 21.113 km en el cuentakilómetros. El hijo de Dubois trabajaba como ingeniero en la empresa, y puso en contacto a su padre con Ferry Porsche, quien más tarde le vendió el coche. Treinta y tres años después, el 911 S aún era propiedad de la familia; el coche estaba disfrutando de una vida al sol en la segunda residencia de la familia en Sainte-Maxime, en la bahía de Saint-Tropez.
Todo parece estar como nuevo y sin tocar
En 2004, el coche fue oficialmente puesto a la venta, y rápidamente encontró un nuevo propietario. Pero este breve momento en el candelero fue suficiente para que llamara la atención del coleccionista Michael Heinemann. Heinemann llevaba tiempo siendo consciente de la existencia del coche, pero no había sido capaz de determinar su paradero. Tras seguir la pista de este exclusivo 911, pidió a un amigo de Francia que escribiera una carta para ganar, por encima del nuevo propietario, el inicio del proceso de negociación, que acabó durando un año. La pareja se reunió finalmente en Biarritz en 2009. En 2013, Michael exhibió el coche en Pebble Beach y continúa conservándolo a día de hoy.
Conducir este coche es una experiencia especial. Todo parece estar como nuevo y sin tocar. La gran calidad de este coche de serie cero es evidente en cada detalle del diseño, y el sonido del motor plano de 2,2 litros es cautivador. Es bueno saber que aún sigue por ahí, junto con algunos otros Porsches de los más especiales. Quizás incluso haya suficientes para una pequeña serie – quién sabe.