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Prototipo Porsche 944 Turbo
Gerhard Plattner
Porsche Cars North America

La vuelta al mundo en 31 días del Prototipo Porsche 944 Turbo

Porsche se planteó el reto de dar la vuelta al mundo más rápida jamás realizada por ningún otro coche a mediados de los años 80. El vehículo elegido para la hazaña fue el 944 Turbo, un novedoso prototipo con catalizador que empleaba, además, gasolina sin plomo.

El 29 de Enero de 1986 fue la fecha escogida para empezar esa vuelta al mundo récord, justo 100 años después de la primera patente que se concedió a un vehículo motorizado. No fue por casualidad, ya que esta patente original era de Daimler y, la guerra por el protagonismo y la supremacía en el sector automovilístico, siempre estaba presente.

Por fuera, prácticamente, todo el coche era como el de serie excepto por dos detalles: un depósito de combustible adicional y un portaequipajes sobre el techo para llevar las ruedas de repuesto.

En cuanto al conductor designado, que aceptó con orgullo el desafío, fue el piloto y ahora también periodista austríaco Gerhard Plattner, gran especialista en hypermiling (conducción eficiente) y largas distancias. La procedencia de Gerhard propició, curiosamente, el atractivo sobrenombre que se le dio al prototipo Porsche 944 Turbo: ‘El Águila del Tirol’.

La idea de Stuttgart con todo esto era demostrar al mundo la absoluta fiabilidad del nuevo motor de preproducción que habían diseñado: un 2.5 turbo de cuatro cilindros en línea con 220 CV de potencia y catalizador incorporado para la reducción de los gases nocivos.

Era un motor de excelentes prestaciones y potencia específica (en relación al peso del vehículo) para la época. Debía demostrar su fiabilidad en un complicado y extenuante viaje alrededor del mundo en el que se podrían dar todo tipo de imprevisibles problemáticas. 

La ubicación de origen y retorno fue la sede central de Porsche Cars North America, en Reno, Nevada, EE.UU. Plattner recorrió sin cesar un total de 41.140 kilómetros atravesando los cinco continentes del planeta.

Esto, a finales del mes de Enero, conllevaba sufrir el gélido invierno del hemisferio norte y el árido verano del hemisferio sur, lo que implicaba, a su vez, hacer frente a las condiciones climátológicas más extremas de la Tierra.

Para mayor dificultad, Plattner debía cuidar el sistema de catalización y buscar siempre gasolineras con surtidores de combustible sin plomo. El reto estaba, sin duda, al nivel del espíritu de superación que Porsche entiende siempre como imprescindible para poner a prueba a sus coches y sus pilotos.

Es cierto que al volante del Porsche 944 Turbo no estaba un personaje cualquiera, si no un especialista como Gerhard Plattner, mundialmente conocido por sus increíbles proezas en conducción eficiente en largas distancias.

Pero, aún así, para ser conscientes de la magnitud de la gesta, hay que tener en cuenta que Plattner solo tenía como ayuda un puñado de mapas, un pasaporte y el gran número de talleres Porsche que ya había entonces a lo largo y ancho de todo el planeta y que, al final, afortunadamente, no tuvo que pisar.

El vehículo, a parte del tanque de combustible extra y las dos ruedas de repuesto en el portaequipajes, no llevaba equipado casi nada especial: una caja de herramientas, iluminación de alta intensidad y varios bidones de gasolina de alto octanaje sin plomo en el maletero.

El combustible era la máxima preocupación, una prioridad absoluta. Hoy damos por hecho la gasolina sin plomo en cualquier parte, pero hace más de 30 años no era tan fácil encontrarla, menos aún en países subdesarrollados de África o Asia.

Por otro lado estaban las temperaturas extremas. Coche y piloto tuvieron que soportar desde las glaciales temperaturas del invierno de Canadá, unos -28 grados, hasta el infierno del verano australiano, cruzando su remoto y semiárido interior a más de 40 grados.

A pesar de todas las dificultades, el prototipo terminó la vuelta al mundo sin ninguna avería, con apenas algún golpe de chapa que ha quedado para el recuerdo. Completó la vuelta al mundo en un tiempo récord de 31 días, lo que supuso un auténtico éxito mediático para Porsche que se hizo eco en todas partes gracias a la universalidad del evento.

Junto con el récord de la vuelta al mundo más rápida dada por un coche, el 944 Turbo batía otros dos más: la primera vuelta al mundo en un vehículo catalizado y, a la vez, la primera vuelta al mundo en invierno/verano. Tres récords en uno y precursores, una vez más, del automovilismo a nivel mundial. Naturaleza y esencia de Porsche en estado puro