Max Hoffman: Primer importador de Porsche en EEUU
Influyendo en la fabricación de modelos sin nociones de ingeniería, ni trabajando directamente para las marcas, Maximillian E. Hoffman, fue una persona enormemente influyente en el mundo del negocio de los automóviles a nivel mundial. Siempre lejos de las fábricas, su poder se basaba en la capacidad de ser un mercader nato, por lo que se convirtió en una figura fundamental en el desarrollo y refinamiento de los automóviles deportivos de lujo. Este hombre consigue ser uno de los mayores importadores de coches europeos en el mercado estadounidense durante 30 años.
Nuestro hombre nace en Austria en 1904. De ascendencia judía, vive desde pequeño en el negocio, puesto que su padre poseía una fábrica de bicicletas. Pese a ser uno de los grandes importadores de coches europeos en América, empieza su negocio justamente al revés, importando coches americanos en Europa, en Austria concretamente. Marcas como Ausburn, Pontiac y Cord fueron las escogidas por este visionario para ser introducidas en el mercado austriaco durante la década de los años 30.
Pero si analizamos las fechas en las que nos encontramos, en Austria se vive un tiempo verdaderamente hostil para las personas de etnia judía, ya que el nazismo se encuentra en pleno auge; por lo que decide emigrar primero a París, y posteriormente a Estados Unidos en el año 1941. Deja atrás un espléndido curriculum como conductor de coches de carreras, vendedor y distribuidor de vehículos.
Durante varios años, en el transcurso de la II Guerra Mundial, cambia su modelo de negocio. Abandona los automóviles para dedicarse a la venta de joyas. Aquí comienza a amasar buena parte del dinero que le permitirá ser el primer importador de Porsche en EEUU.
Una vez la guerra ha terminado, en 1946, decide volver a cruzar el charco con dirección a Europa, donde se dispone a realizar acuerdos con marcas del viejo continente para que desembarquen en Estados Unidos. Jaguar, Volkswagen, Mercedes, Alfa Romeo y Porsche son sólo algunas de las marcas con las que trabajará este mercante. En 1947 abre su primer punto de venta en Nueva York, en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, el Hoffman Motor Car Company situado en el 487 Park Avenue.
Pero centrándonos en lo que nos interesa, es a finales de 1950, cuando se produce el primer y esperado encuentro entre Max Hoffman y Ferdinand Porsche, en el Salón del Automóvil de París, donde la marca alemana muestra el modelo 356. Ambos ven en el otro una fructífera relación de negocio. Porsche cree que el mercado americano es el mejor escenario para la internacionalización de su marca, y Hoffman, ve en los americanos que sirvieron en Europa durante la Gran Guerra, conocedores de la calidad de los vehículos europeos, un nicho de mercado en alza.
Max Hoffman, siente predilección por los Porsche frente a otros vehículos que él mismo vendía, por lo que se pone en marcha y consigue en dos años, pasar de importar muy pocas unidades a importar 283 en 1952.
En 1952 acontece uno de los mayores hitos en la historia de Porsche, el nacimiento de su famoso escudo. Este está formado por el escudo de armas oficial de la ciudad de Stuttgart, rodeado por un segundo escudo de colores rojo y negro y las cornamentas que representan al estado de Württemberg, sumado al nombre de la marca.
Según cuenta la leyenda, el escudo surge en una comida entre Ferry Porsche y Max Hoffman, cuando el importador austriaco sugiere al hijo del fabricante, la necesidad de implantar un escudo a su marca, que en ese momento solo colocaba las letras formando el nombre en los vehículos. Según la historia, Porsche dibujó en una servilleta por inspiración divina el icónico escudo. Realmente, el almuerzo si ocurrió, pero es complicado saber si existió el famoso dibujo en la servilleta. Lo que sí que es cierto es que en 1952, Hermann Lapper y Franz Xaver Reimspiess crean el escudo que ha permanecido prácticamente intacto durante más de 70 años.
Pero la figura de nuestro hombre no acaba aquí, Max Hoffman se relaciona con el desarrollo y lanzamiento del Porsche 356 Speedster, una pequeña versión del deportivo que pudiera hacer frente a otros modelos similares. Más tarde se dieron cuenta que era prácticamente imposible rentabilizar un vehículo que se vendía por aproximadamente 3000 dólares.
Max Hoffman muere en 1981, dejando por el camino una exitosa estela sin precedentes en cuanto a la apuesta por los vehículos europeos, asociandolos a la clase más sofisticada del país de las oportunidades.