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Paint to Sample: conectando generaciones

Desde los primeros 356 hasta los últimos 911 personalizados, la paleta cromática de Porsche ha sido una herramienta de expresión individual y legado emocional. El color no solo define el estilo, también proyecta carácter, conecta generaciones y convierte cada vehículo en un original.

La innovación y el lujo de la exclusividad ha sido desde sus inicios parte natural de Porsche, y esa esencia se ha expresado a través del diseño y la personalización. Desde las primeras unidades del 356, la casa de Stuttgart ofrecía a sus clientes la posibilidad de adaptar su coche a sus gustos, no solo en términos técnicos, sino también en acabados y estética. Con el tiempo, esta filosofía evolucionó hasta consolidarse en Porsche Exclusive Manufaktur, una división que lleva décadas materializando encargos especiales con una atención al detalle artesanal. De esa experiencia nació el programa Sonderwunsch, que recupera el espíritu de los proyectos únicos de los años 70 y 80, como el 935 'Street' o el 959 personalizados, y lo traduce hoy en una plataforma de co-creación: los clientes participan en el desarrollo de un coche absolutamente irrepetible, con el respaldo directo de fábrica.

En ese proceso de diseño, el color ha sido siempre un canal de expresión emocional. En Porsche sabemos interpretar y dar significado al color, obteniendo incluso nuestro propio lenguaje cromático. Un ejemplo reciente de esta visión es la colaboración entre Porsche y Pantone, que marcó un hito al incluir por primera vez un color automovilístico personalizado en el informe de tendencias del Pantone Fashion Color Trend Report para la temporada Primavera/Verano 2025. El protagonista fue Turbonite, un gris metalizado con matices bronceados desarrollado por Porsche y reservado a los modelos Turbo, que refuerza la identidad de esta gama y simboliza la innovación constante aplicada al diseño cromático. Esta colaboración evidenció cómo el color, en Porsche, también es vanguardia y expresión de carácter.

En los años 50 y 60, Porsche ofrecía al cliente una selección sobria pero refinada de colores que hoy se han convertido en verdaderas señas de identidad. Algunos de los más representativos fueron: Auratium Green (1957–1959), un tono verde oliva claro, no metálico, discreto pero con mucha personalidad. Ruby Red (desde 1960), un rojo profundo y elegante, símbolo de deportividad con clase. Fjord Green, verde azulado suave, ideal para carrocerías descapotables. Slate Grey, gris pizarra sobrio y sofisticado, uno de los más populares en los últimos 356. Ivory, blanco cálido con aire clásico, muy presente en las versiones coupé. Y los llamativos Signal Red y Meissen Blue, que marcaron tendencia. Estos colores no solo realzaban las formas del coche, también reflejaban el carácter del conductor. Y aunque eran menos en número que en la actualidad, su capacidad para transmitir emociones era igual o mayor.

Colores históricos como Rubystar o Mint Green, por su parte, han sido recuperados a través del programa Paint to Sample, un servicio que permite seleccionar entre más de 170 tonos especiales, muchos de ellos rescatados del legado cromático de modelos como el 356, el 964 o el 993. 

Hoy, gracias a programas como Paint to Sample y Sonderwunsch, esa tradición se mantiene viva, permitiendo a clientes de todo el mundo revivir colores históricos en modelos contemporáneos. Una forma de unir pasado y presente, tradición e innovación, emoción y estilo.

Por ejemplo, el 911 GT3 Touring (992) del 2021 en Auratium Green, un verde oliva claro con historia, que originalmente vistió al 356A a finales de los años 50. Esta versión del GT3 esconde bajo su estética refinada un motor atmosférico de seis cilindros y 510 CV (375 kW), con un par máximo de 450 Nm, capaz de alcanzar los 100 km/h en solo 3,9 segundos y una velocidad punta de 311 km/h. Ofrece una experiencia de conducción purista gracias a su cambio manual de seis velocidades y su enfoque sin concesiones. En su reinterpretación contemporánea, este tono aporta un contraste exquisito entre deportividad radical y elegancia atemporal.

El mismo color ha sido también elegido para el 911 Dakar, un modelo con espíritu aventurero que gana así una pátina de herencia y sofisticación. Con una altura elevada, tracción total, suspensión específica y 480 CV (353 kW) de potencia, el Dakar acelera de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos y alcanza una velocidad máxima limitada electrónicamente a 240 km/h. Traslada el alma del rally al presente sin renunciar a la exclusividad estética que representa un color con tanta historia.

También destaca el caso del Cayenne Turbo GT, solicitado en Rubystar, una lectura moderna del icónico Ruby Red del 356. Con sus 640 CV (471 kW) de potencia, 850 Nm de par, una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 3,3 segundos y una velocidad punta de 300 km/h, esta versión del SUV lleva el concepto de alto rendimiento a un nuevo nivel. Elegir un color con historia para un coche de estas características refuerza la idea de que la deportividad también puede tener memoria y elegancia.

Otro ejemplo especialmente refinado es el del 911 Turbo S (992) en Slate Grey, tono escogido por coleccionistas para rendir tributo a los años dorados del 356C. Equipado con 650 CV (478 kW), 800 Nm de par y tracción integral, el Turbo S alcanza los 100 km/h en tan solo 2,7 segundos y puede llegar hasta los 330 km/h. Pero bajo ese dinamismo extremo se esconde una estética sobria y atemporal. Una gama cromática que no solo viste la carrocería: narra una historia personal, elegida con precisión.

Elegir un color clásico no es solo una cuestión estética. Es una forma de rendir homenaje a una época, a una historia familiar o incluso a un recuerdo personal. Para muchos clientes, pintar su 911 o su Cayman en el mismo tono que tuvo su padre o su abuelo en un 356 es una forma de cerrar un círculo emocional. Y Porsche lo entiende. De ahí que Paint to Sample y Sonderwunsch no sean solo servicios de personalización. Son parte de la cultura de Porsche: una forma de mantener vivo el legado, adaptándolo a cada generación.