Porsche 356. Modelos que mantienen la leyenda viva. Parte III.
Existen algunos “cazatesoros” que restauran estos iconos rescatados del olvido por su cuenta y que, gracias a su trabajo, enriquecen la Historia de Porsche.
El primer automóvil con nombre Porsche fue un 356 Roadster producido en Gmünd y propulsado por un motor Volkswagen de cuatro cilindros y 1.1 litros, refrigerado por aire. La potencia del motor fue aumentada a 35 CV para el 356, llamado así por el número del proyecto de diseño. Salió a la calle en 1948 y se fabricó hasta 1965 con un volumen total de ventas superior a las 75.000 unidades. De todas esas unidades algunas se han conservado y otras son rescatadas del tiempo gracias a trabajos de restauración que les devuelve su brillo y esencia naturales.
En Porsche, el equipo de Restauración de Fábrica de Porsche Classic tiene acceso exclusivo a información histórica, herramientas originales, piezas de fabricación propia y el archivo de la empresa. Aunque lo más valioso es una combinación de amplios conocimientos técnicos y destreza artesanal obtenidas con años de experiencia.
El sello de calidad de fabricado y restaurado por Porsche es concedido por Porsche Classic a un máximo de diez deportivos clásicos restaurados en fábrica. En este departamento, más de una docena de especialistas mantienen, reparan y rehabilitan deportivos homologados para circular por carretera. Cuenta con expertos de todos los oficios implicados en el proceso: construcción de carrocerías, incluido un taller de pintura, montaje de motores, de cajas de cambio y tapicería.
Además, se pueden fabricar componentes altamente personalizados gracias al programa Sonderwunsch para las ideas personales de los clientes. La gama anterior de servicios de Restauración de Fábrica de Porsche Classic se ha ampliado significativamente para incluir las opciones de Factory Re-Commissioning y Factory One-Off. No obstante, existen algunos “cazatesoros” que restauran estos clásicos por su cuenta y que, gracias a su trabajo, enriquecen la Historia de Porsche.
Un 356 C olvidado durante casi 42 años
Claus Meirich, un aficionado del Ruhr al motor refrigerado como él mismo se describe, compró este Porsche 356 C de 1964 por 20.000 euros y lo devolvió a su antigua gloria dos años después gracias a su trabajo de restauración junto a un equipo de expertos y de amigos del mundo Porsche.
El 356 C fue matriculado por primera vez por MAHAG, en Múnich, el 11 de junio de 1964. Su primer propietario recorrió 67.000 kilómetros en ocho años y lo vendió en 1972 a un corredor de seguros de Krefeld, que lo pasó al último propietario, un comerciante de neumáticos, en Essen solo dos años después. Debido a una enfermedad, tuvo que dar de baja el coche al año siguiente con 79.000 kilómetros, poco antes de la Navidad de 1975. Lo dejó en el almacén, donde rápidamente quedó olvidado. Y allí fue donde lo encontró Claus.
Después de una inspección inicial, comprobó que tenía el motor, la transmisión y casi todas las demás piezas dentro o alrededor del coche y el interior completo, aunque en mal estado. La restauración sería necesaria, pero el objetivo era basarse en el modelo original y preservar su rara combinación de colores de Azul Esmalte 6403 para la carrocería y el interior rojo. Además, una puesta a punto del motor de 75 CV también era inevitable debido a su inactividad durante más de cuatro décadas.
Después de 2 años y 2.000 horas de trabajo en el clásico, este quedó perfectamente restaurado. Entre los detalles más atractivos de su restauración, destaca la fabricación la pintura de acuerdo con las especificaciones de Porsche Classic y aplicada en una sola capa sin un acabado de brillo como se hizo en 1964, la radio original de Blaupunkt Frankfurt y, en el exterior, llaman la atención las raras luces adicionales amarillas de Hella.
El Porsche 356 1500 Pre-A Cabriolet de aluminio
A pesar de que del Porsche 356 1500 Cabriolet de 1953 sólo se construyeron 394 ejemplares, esta no es su singularidad más destacable. Su carrocería, construida por Karosseriewerke Reutter hace 66 años, es de aluminio.
Las carrocerías de aluminio siempre se han reservado tradicionalmente para hacer que los deportivos pesen menos, y así hacerlos más ligeros y ágiles, por lo que se han reservado para los modelos de competición.
La naturaleza de la carrocería de aluminio puede deberse a dos motivos. Por un lado, es posible que un miembro de la Asociación de Ingenieros Mecánicos (VdM) encargara el coche con esta configuración, quizá queriendo investigar si la producción de aluminio a pequeña escala podría merecer la pena. Sin embargo, habría bastado con estudiar la entonces reciente Historia de Porsche, ya que ya se descartó el uso de este material en favor de chapas de cero porque eran más ligeras, baratas y fáciles de fabricar.
Por otro lado, podría tener algo que ver con el desafortunado destino de los quince Porsche 356 America Roadster con carrocería de aluminio fabricados en 1952 cuyos elevados costes de producción de este precursor del Speedster llevaron a la empresa responsable, Gläser-Karosserie GmbH, a declararse en quiebra. Ferry Porsche escribió posteriormente en sus memorias que a Reutter no le entusiasmaba la idea de soldar carrocerías de aluminio, lo que sugiere que hubo conversaciones sobre el tema pero no pedidos. Aparte de este descapotable, que no parece ser un pedido de Porsche a Reutter. El deportivo fue entregado a un conocido concesionario en 1952, pero poco se sabe de su historia inicial. Su rastro sólo puede retomarse en el Reino Unido en la década de 1970, cuando se ofreció por un precio de 1.000 libras.
Hace aproximadamente una década, el modelo llegó a las manos de su restaurador. Tras seis años de minucioso trabajo, este ejemplar único fue perfectamente restaurado bajo la atenta mirada del famoso ingeniero de Porsche Rolf Sprenger, iniciador del departamento Porsche Exclusive para satisfacer los deseos individuales de los clientes.
El trabajo de restauración fue duro, ya que, el cabriolet fue utilizado como conductor diario durante muchos años, sufriendo enormemente los estragos del tiempo,pero también porque restaurar un ejemplar único presenta sus propios retos y, aunque el coche estaba completo, fue necesario que revisar cada pieza y comprobar que funcionaba correctamente, lo que implicaba desmontarlo entero.
Durante la investigación del equipo surgieron preguntas y problemas. ¿Cómo se podía evitar la corrosión por contacto? ¿Por qué los herrajes de los asientos no funcionaban como debían? Y, no menos importante: ¿Cómo podemos conservar la mayor cantidad posible de la sustancia antigua y devolver al vehículo su estado original?.
Estas cuestiones se abordaron paso a paso, lo que dio lugar a un resultado extraordinario y a una pieza única de la historia de Porsche, que demuestra hasta qué punto la Porsche está dispuesta a explorar nuevos métodos y a satisfacer deseos especiales, incluso desde una fase temprana.