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Porsche 918
Porsche
Porsche 918 Spyder

Porsche 918 Spyder: el primer superdeportivo híbrido enchufable de Porsche

La electricidad lleva siendo algo inherente a Porsche desde antes incluso de que se creara la marca. En el año 1898 Ferdinand Porsche ya jugaba con la idea de crear un coche eléctrico, así que diseñó un vehículo con un motor eléctrico que contaba con una potencia de hasta 5 CV y que alcanzaba una velocidad de 25 km/h, el Egger-Lohner C.2 Phaeton.

Durante años, entre finales del siglo XIX y principios del XX, Ferdinand Porsche perfeccionó la idea y en el año 1900 diseñó el primer coche híbrido funcional del mundo, el Lohner-Porsche Semper Vivus que sin lugar a dudas sembró en Porsche la semilla de la electromovilidad.

Más de un siglo después, nacían el Cayenne S Hybrid y el Panamera S Hybrid, los primeros dos modelos de la nueva era de Porsche. Años más tarde, en 2013, se presentaba en el Salón de Frankfurt el 918 Spyder, un superdeportivo híbrido enchufable tan potente que podía competir en los circuitos, pero se preparó para que el conductor experimentara en carretera el máximo confort conduciendo.

En 2010 el prototipo ya pudo verse en el Salón del Automóvil de Ginebra, pero cuando se oficializó como coche de producción tres años más tarde lo hizo rompiendo un récord. Rebajó en 14 segundos la mejor marca para un coche de serie en el circuito de Nürburgring. Los 6:57 minutos en los que recorrió los 20,6 kilómetros de la famosa Nordschleife le valieron para convertirse en el primer coche de serie homologado para calle en bajar de los siete minutos.

Desarrollado por los mismos ingenieros que trabajaban en los coches de carreras de Porsche, el 918 Spyder nació sin duda con alma de competición. Las líneas deportivas le conferían un aspecto salvaje. Era ligero a pesar de contar con tres motores, gracias al uso de materiales como el polímero reforzado con fibra de carbono con el que se fabricó el chasis y la carrocería. Era potente, debido a su innovador sistema híbrido enchufable. Y era rápido. Mucho. Sobrepasaba los 340 km/h y aceleraba de 0 a 100 en apenas 2,6 segundos. Una auténtica bestia.

Los tres motores conseguían la mágica cifra de 887 CV de forma combinada pero el consumo medio del 918 Spyder rondaba los 3,0 l/100 km, una cifra más similar a un utilitario que a un superdeportivo de alta gama. El motor V8 de combustión interna de gasolina de 4.6 litros y 608 CV (447 kW) se situaba en el centro del vehículo y transmitía la potencia al eje trasero con una caja de cambios de doble embrague PDK de siete velocidades. Los dos motores eléctricos, uno en el eje trasero de 156 CV (115 kW) y otro en el eje delantero de 129 CV (95 kW), le aportaban ese plus de potencia sin que el consumo se viera comprometido.

Sus baterías de iones de litio recuperaban energía durante las frenadas, pero podían también cargarse enchufándolo a la red eléctrica. Así, el deportivo conseguía una autonomía de 31 kilómetros en el modo eléctrico -uno de sus cinco modos de conducción- y lograba acelerar solo con los motores eléctricos de 0 a 100 km/h en menos de siete segundos y alcanzar una velocidad máxima de 150 km/h. Sin duda se convirtió en un precedente del Tayan, el primer 100% eléctrico de Porsche. 

Su centro de gravedad bajo y su suspensión adaptativa le aportaban estabilidad en las curvas más complicadas. Contaba además con el sistema Porsche Active Aerodynamic, un sistema de aerodinámica variable que usaba en tres modos diferentes el alerón retráctil trasero y el spoiler delantero, consiguiendo pasar de la máxima eficiencia a la mejor carga aerodinámica con un efecto suelo similar al que podrían usar los coches de carreras.

De sus 1.700 kg originales el Porsche 918 Spyder conseguía bajar hasta los 1.640 kg con el paquete Weissach que le confería un aspecto aún más deportivo si cabe y que lograba un mejor rendimiento. Llantas de magnesio que reducían el peso y acabados inspirados en los coches de competición de Porsche hacían de esta versión la más deseada por los auténticos enamorados del motorsport.

Un auténtico pionero de la electromovilidad que sentó las bases de los enchufables de Porsche y que aún hoy, podría enloquecer a cualquier amante de la velocidad.