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Porsche Motorsport
Electromovilidad

Cómo la Competición potenciará el futuro eléctrico

La transferencia de conocimientos desde las pistas de carreras a los modelos de producción es fundamental en la estrategia de electrificación de Porsche. Las duras condiciones de la competición son el escenario perfecto para probar y mejorar la tecnología más innovadora también en lo que a electrificación se refiere.

 

Desde que Porsche dio sus primeros pasos, la competición ha estado ligada a su historia. No solo gracias a los éxitos conseguidos, sino a cómo estos influyen en la fabricación de los vehículos, porque si hay un lugar en el que poner a prueba la ingeniería usada, es la pista de carreras. Por eso resulta imposible hablar de electrificación de Porsche y no hacerlo de competición. Ha llevado la excelencia en ingeniería y la pasión por la velocidad de las pistas de la Fórmula E a sus vehículos de producción, mejorando el rendimiento eléctrico de coches como el Taycan que circulan por la carretera.

Porsche estrenó en la carrera de Le Mans de 2017 el Porsche 919 Hybrid que ya montaba un motor eléctrico delantero de casi 400 CV de los 900 CV totales del prototipo. Pero desde antes incluso, las carreras se han utilizado como campo de pruebas para perfeccionar tecnologías como las baterías de alto rendimiento o los sistemas de propulsión eléctrica. Especialmente la Fórmula E. Aunque la primera carrera de la Fórmula E se celebró en septiembre de 2014 en Pekín, no fue hasta la temporada 2019-2020 cuando el equipo TAG Heuer Porsche participó por primera vez en una de sus carreras. 

Las carreras son el escenario perfecto en el que comprobar cómo reaccionan algunas de las tecnologías que están desarrollándose, ya que se someten a las condiciones más exigentes. Este campo de pruebas permite que se haga una transferencia de tecnología. Porsche ha aprovechado la Fórmula E para desarrollar y perfeccionar componentes clave como los sistemas de propulsión eléctrica, las baterías de alto rendimiento y los sistemas de gestión térmica. 

Los avances logrados en las carreras se han transferido directamente a los vehículos de producción, mejorando su rendimiento y eficiencia. Por ejemplo, el desarrollo de sistemas de recuperación de energía como la recuperación durante la frenada, es algo que se aplica a todos los eléctricos de Porsche, porque contribuye a una mayor eficiencia y una autonomía mejorada. Se testeó en competición y ahora está presente. 

La competición en la Fórmula E ha desafiado a Porsche a desarrollar motores eléctricos más potentes y eficientes, como el del prototipo Gen3 de Porsche, el primer monoplaza de competición con dos motores eléctricos. Este modelo, cuyo prototipo contaba con un motor delantero de 250 kW de potencia y uno trasero de 350 kW, aunaba algunas de las últimas innovaciones eléctricas de Porsche como un sistema de carga ultrarápida de 600 kW que duplica la potencia de los cargadores que encontraríamos en la calle, y que sirve para desarrollar baterías de carga ultrarrápida como la del Taycan. 

Los coches Gen3 están diseñados para que, en el futuro, se puedan hacer paradas en boxes para una carga rápida de las baterías. Esa reducción de los tiempos de carga es un factor importante para la aceptación de los coches eléctricos en la vida cotidiana, más allá de los circuitos. 

Otro de los campos en los que más ha influido el mundo de la competición es en la gestión térmica, crucial en los vehículos eléctricos para garantizar un rendimiento constante y una vida útil prolongada de la batería. Porsche ha perfeccionado sus sistemas de gestión térmica gracias a la experiencia en la Fórmula E, y además se ha cultivado un aprendizaje en eficiencia energética, optimizando la gestión de energía con la aerodinámica imprescindible en las carreras, por ejemplo. La aerodinámica activa empleada en las carreras, consigue mejorar la estabilidad a altas velocidades y aumenta considerablemente la maniobrabilidad en carretera.

Coches como el 718 Cayman GT4 e-Performance con más de mil caballos, no hubiera sido posible sin el alma de competición de Porsche. Este prototipo de carreras cero emisiones con potencia variable y tracción total, es un ejemplo de cómo la pista puede no sólo inspirar, también servir como herramienta para construir y mejorar.

Además de una transferencia de tecnología, la competición en la Fórmula E es una extensión del compromiso con la sostenibilidad de Porsche. De hecho, existe un proyecto de reducción sistemática de todos los impactos ambientales en todo el proceso de desarrollo y fabricación de vehículos. Por eso la Acreditación Ambiental de Tres Estrellas de la Federación Internacional del Automóvil (FIA, Federation Internationale de l'Automobile) que ha recibido el equipo TAG Heuer Porsche de Fórmula E, es una demostración de ese compromiso. 

La Fórmula E seguirá siendo un campo de pruebas valioso para Porsche que se han traducido en vehículos eléctricos con un rendimiento emocionante, eficiencia y sostenibilidad, consolidando la posición de Porsche como un líder en la electrificación.

Alma eléctrica de esencia deportiva que promete un futuro eléctrico brillante en Porsche.