Legado 718 en clave eléctrica con el GT4 e-Performance
Con el 718 Cayman GT4 e-Performance, Porsche demuestra cómo la innovación eléctrica puede convivir con la tradición más pura del 718, abriendo un nuevo capítulo en la competición.
El modelo Porsche 718 Boxster surgió para denominar a un vehículo contemporáneo de Porsche, pero lo que muchas personas no saben es que se trata de un guiño a la historia que aúna dos conceptos distintos. Ese guiño hace referencia a la victoria de clase lograda por el Porsche 718 RSK en las 24 Horas de Le Mans de 1958. El 718 original, diseñado en 1957 como sucesor del mítico Porsche 550, montaba un motor bóxer de cuatro cilindros en posición central y acumuló éxitos en pruebas como la Targa Florio de 1959 y 1960, además de conquistar varios campeonatos europeos de montaña. Se produjeron versiones RSK y RS con similitudes al Spyder descapotable, además de una variante coupé que triunfó en la Targa Florio de 1963. Esa herencia de innovación y disrupción en la competición convirtió al número 718 en una referencia legendaria.
Décadas más tarde, Porsche recuperó esta denominación para el 718 Boxster y el 718 Cayman, modelos que recogen ese legado en clave moderna. El Boxster, lanzado en 1996, nació como el roadster más accesible de la gama con motor central, y a lo largo de cuatro generaciones ha evolucionado en potencia y carácter. Desde 2016, con la llegada de la cuarta generación, adoptó oficialmente el nombre 718 Boxster, reforzando el vínculo con su antecesor histórico. Esta combinación entre la herencia del 718 de competición y la evolución del Boxster moderno explica por qué el número 718 simboliza en 2025 la unión entre pasado y presente. En la competición cliente, el 718 se ha consolidado como un pilar esencial, desde la llegada del Cayman GT4 Clubsport en 2016 y su evolución al 718 Cayman GT4 en 2019 hasta el actual 718 Cayman GT4 RS Clubsport, presentado en 2021 con motor bóxer de seis cilindros y 4.0 litros heredado del 911 GT3 Cup. Este desarrolla 500 CV (368 kW) y 465 Nm de par, con corte a 9.000 rpm y una caja PDK de siete marchas de serie, 75 CV más que la generación anterior. En paralelo, el 718 abre también la puerta a la electrificación de alto rendimiento con el GT4 e-Performance.
El 718 Cayman GT4 e-Performance, basado estructuralmente en el chasis del GT4 Clubsport, es un prototipo eléctrico concebido como laboratorio rodante y como carta de presentación de lo que la tecnología eléctrica puede aportar al automovilismo de alto rendimiento. Sus dos motores eléctricos, uno en cada eje, ofrecen tracción total y una potencia que alcanza los 735 kW (aproximadamente 1 000 CV) en modo de clasificación, con 450 kW (612 CV) disponibles de forma continua en simulaciones de carrera. La entrega de par es inmediata y total desde el primer milímetro de recorrido del acelerador, lo que redefine la forma de acelerar y de traccionar en circuito.
El sistema eléctrico del GT4 e-Performance se basa en una arquitectura de 900 voltios, heredada de la experiencia acumulada en proyectos como el Mission R y el Taycan. Esto permite recargas rápidas y una gestión térmica optimizada, clave para mantener el rendimiento vuelta tras vuelta. El innovador sistema de refrigeración líquida mantiene a temperatura óptima tanto las baterías como los motores, evitando pérdidas por calor incluso bajo condiciones de máxima exigencia. El chasis se ha adaptado a las particularidades de la propulsión eléctrica, con una puesta a punto específica que aprovecha la tracción integral para maximizar la estabilidad y el paso por curva.
Más allá de la mecánica, las diferencias entre el 718 GT4 RS Clubsport y el 718 GT4 e-Performance se extienden a su concepción global. El GT4 RS Clubsport sigue apostando por materiales tradicionales de alto rendimiento, como la fibra de carbono, y por un enfoque puramente centrado en la reducción de peso y la aerodinámica optimizada para su categoría. El GT4 e-Performance, en cambio, introduce soluciones más avanzadas en términos de sostenibilidad, como componentes de fibra natural renovable y neumáticos desarrollados junto a Michelin con materiales de origen sostenible. Su carrocería es más ancha, con elementos específicos para canalizar el flujo de aire hacia los sistemas de refrigeración de la batería y los motores.
En pista, las sensaciones son radicalmente diferentes, pero la identidad es reconocible en ambos. El GT4 RS Clubsport premia la precisión y la técnica del piloto, ofreciendo una conexión directa entre la máquina y quien la conduce. Cada cambio de marcha y cada reducción se sienten mecánicamente puros, con un control absoluto sobre la entrega de potencia. El GT4 e-Performance, por su parte, impresiona con un empuje constante y lineal, con la capacidad de salir de las curvas con una contundencia difícil de igualar. La tracción total, gestionada electrónicamente, permite aprovechar cada milímetro de agarre disponible, mientras que la frenada regenerativa añade una nueva capa de gestión energética que se integra con el sistema de frenos convencionales.
Por su parte, la característica más común entre ambos es que son más que coches de carreras: son plataformas de desarrollo. El GT4 RS Clubsport sirve como banco de pruebas para afinar soluciones mecánicas y aerodinámicas que se trasladan a la producción y a otros programas de competición. El GT4 e-Performance hace lo propio con tecnologías eléctricas de alto voltaje, sistemas de refrigeración y gestión de energía que, con el tiempo, podrían formar parte de modelos de calle o de futuros programas de carreras eléctricas. Es un diálogo constante entre tradición e innovación, en el que cada vuelta aporta datos y experiencia para seguir evolucionando.