Las mujeres en Le Mans

Tras la creación de Le Mans, en 1923, las mujeres comienzan a tener presencia en el deporte del automovilismo. No existía un reglamento específico por lo que eran juzgadas por los mismos criterios que los hombres, no había distinción. A día de hoy sigue siendo así, es de las pocas disciplinas deportivas en las que las mujeres se miden directamente con los hombres.

Las 24 horas de Le Mans ha jugado el rol de precursor en la historia de las carreras de coches femeninas. Aunque el circuito inglés de Brooklands fue la antesala de Le Mans, este fue construido gracias a una mujer, Ethel Locke King. Brooklands acogió numerosos encuentros femeninos desde su apertura en 1907, convirtiéndose en la cantera para las mujeres que más tarde pasarían a competir en Le Mans.

Marguerite Mareuse y Odette Siko abrieron la puerta a otras muchas mujeres, siendo las primeras en disputar la carrera de Le Mans, en 1930, al volante de su Bugatti type 40. El equipo formado por estas dos mujeres logró un séptimo puesto, la mejor clasificación de un equipo femenino de la historia.

En un momento en el que el movimiento feminista se encontraba en pleno auge en Estados Unidos y Europa, el automovilismo se convirtió en un símbolo de la lucha de la mujer por sus libertades. Las imágenes de mujeres compitiendo en las principales carreras del mundo ocuparon cientos de portadas de revistas. Las mujeres estaban librando su batalla en los circuitos de carreras.

Durante los años 30 hasta los 50 fueron muchas las mujeres que compitieron en Le Mans, como: Joan Chetwynd, Elsie Wisdom, Marie Desprez, Dorothy Champney, Kay Petre, Anne-Cecile Rose-Itier, Gwenda Stewart, Gordon Simpson, Joan Richmond, Doreen Evans, Barbara Skinner, Margaret Allen, Collen Eaton, Dorothy Stanley-Turner, Fernande Roux, Joan Riddell, Marjorie Eccles, Suzanne Largeot, Marjorie Fawcett, Germaine Rouault y Viviane Elder. Era habitual ver mujeres en la línea de salida de todas las carreras que se disputaban.

En 1932 Odette Siko pasaría a la historia tras conseguir el mejor resultado femenino en La Sarthe con un cuarto puesto, junto a su compañero Louis Charavel. No mejorado por ninguna otra piloto hasta el día de hoy.

Entre 1930 y 1939 no hubo una sola edición que no tuviera representación femenina. En total fueron 22 las valientes que lucharon por conseguir subir al podium.

En 1935 se contabilizó un récord jamás superado, contando con 10 mujeres en línea de salida y  llegando a meta 7 de ellas. En 1937 fueron 7 las mujeres inscritas y en 1938 pasaron a ser 6.

Otra de las grandes figuras del automovilismo fue Anne-Cécile Rose-Itier. Entre 1934 y 1939 participó en un total de 5 ediciones, convirtiéndose en la mujer que más veces ha competido en Le Mans durante los años 30. O también Ánny-Charlotte Vernet, quién tiene el récord de participación en esta prueba, con 10 ediciones disputadas.

Con el comienzo de la segunda guerra mundial las carreras se paralizaron y no fue hasta principios de los 50, con la guerra finalizada cuando algunas mujeres decidieron volver a ponerse al volante. Pero ya no era lo mismo, la participación de las mujeres era escasa. Entre 1949 y 1955, tan solo 4 mujeres participaron en las 24h de Le Mans. Algunas piloto siguieron luchando por sus libertades, como es el caso de Germaine Rouault, una de las pocas que continuaron en los circuitos tras la guerra. La lucha era en vano, la imagen de la mujer había cambiado y esa mujer independiente y libre ya no existía.

Y el 30 de junio de 1956 vino la debacle definitiva con el fallecimiento de Annie Bousquet durante su participación en la IV edición de las 12 horas de Reims. Durante la vuelta 17 sufrió un aparatoso accidente que le costaría la vida. La austrofrancesa disputaba la prueba al volante de un Porsche 550 RS Spyder nº 32 de color azul celeste junto a madame DeTomaso. Fue la única mujer de la época que corría para la escudería de Porsche, al volante de joyas como el Porsche 550 016 ,el Porsche 550 RS 007 y el Porsche 550 RS 07 Spyder.

 

Más tarde se conoció que el accidente se debió al cansancio acumulado de la piloto, Bousquet apenas había dormido durante las dos noches anteriores previas a la carrera, la perdida de su marido tan solo seis meses antes en otro accidente automovilístico le había llevado a refugiarse en las carreras y estaba todo el día entrenando.

La Federación Francesa de Automovilismo decidió poner punto y final a la participación de las mujeres en territorio francés tras el duro golpe que supuso la muerte de Annie. Hasta 1970 ninguna mujer pisó los circuitos de Francia, más que como espectadora.

Cuándo finalmente se abrió de nuevo las puertas del automovilismo a las mujeres habían pasado muchos años y ya nada era lo mismo. Muy pocas fueron las que se atrevieron a volver a los circuitos. Marie Victoria Beaumont fue una de las pilotos que volvió pero formando equipo con su marido, todo había cambiado.

La participación de mujeres era casi nula y uno de los principales motivos era la falta de mujeres piloto que sirvieran de modelo para las nuevas generaciones. Mujeres que incentivaran el mundo de automovilismo y que mostraran el ideal de mujer libre e independiente y rompieran con los nuevos ideales de ama de casa.

A finales de la década de los 70 parecía que el automovilismo femenino vivía de nuevo sus años dorados, consiguiendo participaciones de entre 6 y 8 mujeres en cada edición. Pero solo se quedó en eso, un espejismo de lo que fue.

Ya en el siglo XXI solo 10 mujeres han participado en Le Mans, sumando un total de 59 en toda su historia, quedando la participación desierta en algunas ediciones.

Mujeres como Christina Nielsen, única participante en la edición de Le Mans de este año 2017, están luchando al volante de su coche cada carrera para devolver el automovilismo femenino a donde se merece.

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