Porsche 917 Spyder, la bestia de la Can Am Cup: 4 primeros puestos en 1973

La Canadian-American Cup, ha sido una de las competiciones que han marcado parte de la historia del automovilismo de velocidad. En 1973, la competición constaba de nueve carreras distribuidas entre Canadá y Estados Unidos.

Esta famosa categoría se creó para la disputa de carreras de vehículos deportivos prototipo específicamente, pero además permitió que no existiese límite en cuanto a la cilindrada y potencia de los motores, así como la ausencia de límites en la aerodinámica o el uso de nuevos materiales.

La inscripción de este nuevo vehículo Porsche en la Can Am Cup se debe en primer lugar a que las bases del mismo ya estaban asentadas sobre las 24 horas de Le Mans con los triunfos de los años 1970 y 1971. Por otra parte, las restricciones y regulaciones que intentaban equiparar la F1 y al resto de competiciones de velocidad, hicieron que desde Stuttgart se cambiase la filosofía y se enfocó la atención sobre su mayor mercado, Estados Unidos.

La primera época de la Can Am Cup duró de 1966 a 1974, siendo la etapa en la que Porsche triunfó por dos años consecutivos. Para ello se construyó el supervehículo definitivo, el Porsche 917. Este extraordinario vehículo es uno de los coches más potentes construidos en toda la historia, poseedor de una fuerza abrumadora y diseñado específicamente para la prestigiosa competición. Los cuatro primeros puestos conseguidos, se deben al enorme trabajo realizado tanto con el 917/10, como con las modificaciones que se hicieron para crear el 917/30.

Por lo tanto nos encontramos ante dos versiones distintas del vehículo. La primera de ellas, la versión 917/10, había ganado ya la competición el año anterior además de conseguir una medalla de bronce y el cuarto puesto. El piloto George Follmer, se subió al número uno del podio de la mano del equipo Penske Racing. Este vehículo incorporaba por primera vez un motor de 5 litros y 12 cilindros bóxer, que agregaba una enorme potencia sumado a los dos turbocompresores. Gracias a ello, se logró una potencia cercana a los 1000 CV, pese a que los turbos se encontraban en fase de desarrollo y la caja de cambios desarrollaba únicamente 4 velocidades. De manera que se superó la proporción de CV por Kg, y con creces ya que el vehículo pesaba en torno a 770 kg.

 

Pero, volvamos a 1973. Este es el año en el que Mark Donohue, conduciendo el 917/30 e igualmente acompañado del equipo Penske, consigue hacerse con el título de la competición.  En las dos primeras carreras no consigue quedar en primera posición, pero a partir de la tercera, se convierte en un huracán que arrasa consiguiendo la victoria en las seis carreras restantes. Muestra del dominio de este vehículo sobre el resto, es que Mark Donohue consigue la pole position y la vuelta rápida en todas las carreras.

Pero, ¿cómo lo logró? El motor fue remodelado para aumentar su capacidad a 5,4 litros, que permitían desarrollar unos 1100 CV en carrera, incluso llegando a los 1300 CV en competición. Además se redujo el peso del chasis y se corrigió la aerodinámica, para conseguir un considerable aumento en la velocidad punta. Como ya comentamos, la tecnología turbo no estaba desarrollada al 100%, por lo que la exquisita habilidad de conducción era imprescindible para el correcto funcionamiento del vehículo, como el paracaidista necesita de su paracaídas para aterrizar en condiciones.

 

De manera que el Porsche 917 era un vehículo imbatible en competición, considerado por muchos como el mejor coche de carreras del siglo XX, por otros como un vehículo feroz y crudo en su conjunto. Porsche una vez más sorprendía al mundo con un vehículo que parecía de otro tiempo, logrando quedarse en las vitrinas de la Can Am y en los recuerdos de los aficionados.