Cuando en el año 1994 se crearon las BPR Global GT Series que estaban llamadas a...
Porsche en cinco iconos americanos
Todo empezó con una reunión entre Ferry Porsche y Max Hoffman. Aunque la marca se fundó en 1931 en Stuttgart, no fue hasta la década de los cincuenta cuando la semilla de la expansión de Porsche provocó no solo la creación de su escudo, sino también el comienzo de la relación de Porsche con los Estados Unidos.
En el otoño de 1950 llegaban a América del Norte los primeros deportivos de Porsche. El modelo de 356 coupé de 1950 y 1,1 litros fue el primero que llegó al concesionario de Hoffman. No se parecían a los coches americanos. Con un motor más pequeño y una estética diferente, los deportivos importados de Porsche costaban más que los coches fabricados en Estados Unidos, pero cualquiera que los probara se quedaría prendado de inmediato.
John von Neumann, dueño del concesionario Competition Motors en el norte de Hollywood, compró un 356 en 1951 y se lo llevó a California. La fiabilidad, una versatilidad única, la agilidad innata del deportivo y sus elegantes líneas enamoraron a los jóvenes de Los Ángeles. Apenas cuatro años después se vendían once coches por semana a través de Max Hoffman, un 30 por ciento de la producción anual de Porsche.
Porsche cada vez estaba más implicada en la cultura americana, así que en 1955 se creó una red de distribución independiente llamada The Porsche of America Corporation que a partir de 1969 formó parte de la división Porsche Audi de Volkswagen of America, Inc. El 1 de septiembre de 1984 se fundó Porsche Cars Norteamérica (PCNA) en Reno, Nevada, afianzándose como una de las marcas europeas más queridas en Estados Unidos. Mucha de la culpa de este éxito la tuvieron cinco Porsches que se convertirían en iconos americanos.
El 356 Speedster
El primero de los grandes éxitos de Porsche en Estados Unidos fue el 356 Speedster, agresivo en las competiciones pero ideal para usarlo también en el día a día. Con un precio más bajo (2.995 dólares) que el 356 se consiguió aligerar su peso y reducir los costes de producción.
Se lanzó en 1954 y era un modelo aún más ágil y pensado para el mercado americano. Con el techo abierto y el viento en la cara, era el deportivo ideal para recorrer la costa bajo el sol californiano y encandiló enseguida a estrellas de Hollywood como James Dean.
El Porsche 917/10
Porsche 917 es sinónimo de motorsport. Se convirtió en una bestia del asfalto y el 917 Salzburg Red fue el primer ganador de Porsche en Le Mans, así que no es de extrañar que se quisiera usar también en las competiciones de Estados Unidos. El Porsche 917/10 se desarrolló para competir en el campeonato norteamericano CanAm y George Follmer se hizo con la victoria en 1972 para el equipo Penske con un 917/10 ya es mítico.
El Porsche 934.5
Es sin lugar a dudas el más único de los modelos americanos que han marcado historia. Un cruce entre el 934 y el 935 que fue diseñado para competir en el Campeonato IMSA de 1977. Se ensambló usando diferentes piezas, el chasis y el motor del 934 y la configuración de ruedas, neumáticos y alerón trasero del 935, creando así este híbrido llamado 934/5.
Diez ejemplares se crearon como un puente entre dos modelos de carreras que contaba con un motor bóxer sobrealimentado de seis cilindros y 3.0 litros refrigerado por aire. 600 CV de pura potencia que asustaron a la IMSA que, antes incluso de su primera carrera, prohibió su participación en el campeonato.
El Porsche 911 America Roadster
Casi cuarenta años después del 356 Speedster que enamoraría al actor James Dean, el Porsche 911 America Roadster rendía un merecido homenaje a ese gran éxito. Era una edición especial de la serie 964 con un motor bóxer de 3.6 litros refrigerado por aire y 250 CV. Sin alerón ni asientos traseros, como su antepasado el Speedster, pero con el Turbo look del 964.
El Porsche 911 RS America
El 911 Carrera RS, el deportivo de competición de los años 70 conocido por su “cola de pato”, no podía cruzar el charco porque los requisitos de homologación de los Estados Unidos eran diferentes de los europeos. Pero los porschistas americanos demandaban un vehículo de competición RS, así que Porsche adaptó el 964 y se fabricaron 701 vehículos del llamado Porsche 911 RS America.
Con un spoiler trasero más grande que el del Carrera RS original del 72, se aligeró quitando la dirección asistida, el aire acondicionado y la radio, entre otros extras, y consiguió un peso de 1.340 kg, 35 kg menos que el Carrera 2 estándar. Una edición de competición del 964 adaptada a los requisitos de homologación americanos que se convirtió en un icono.
Cinco ejemplos de cómo Porsche convirtió cinco coches alemanes, en iconos americanos.
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