Movimiento fascinante

Friedemann Vogel nació en Stuttgart, estudió en la John Cranko School y es bailarín principal en el internacionalmente reconocido Ballet de Stuttgart. Encuentra inspiración en muchas cosas, incluso en los coches deportivos Porsche.

Su espectáculo está a punto de comenzar. Friedemann Vogel está de pie en el borde del escenario, en la oscuridad. Parece tranquilo, concentrado. No hay señales de nerviosismo. Ahí viene su señal. Vogel se endereza y camina hacia el centro de atención. Lo que sigue es pura perfección. Los movimientos: potentes y elegantes a la vez, explosivos y fluidos en igual medida. Y siempre con gracia y precisión.

Friedemann Vogel es un bailarín de ballet que ganó numerosos premios. Nacido y criado en Stuttgart, Alemania, se formó en la mundialmente famosa John Cranko School antes de ir a la prestigiosa Princess Grace Academy de Monte Carlo. Hoy en día se le puede ver en los escenarios de Moscú, Milán, Shanghai o Viena. Una estrella internacional. En 2015 recibió el título honorífico "Kammertänzer" en Alemania: el más alto honor que se puede otorgar a un bailarín en el país. En su patria suaba la gente está orgullosa de este prominente hijo de la ciudad, sobre todo porque ha permanecido leal a su ciudad natal hasta el día de hoy. Como bailarín principal, pertenece al conjunto permanente del Ballet de Stuttgart desde hace 20 años.

Fuera del escenario, este hombre de 39 años de edad es tranquilo, sociable y sin pretensiones. El ajetreo a su alrededor viene acompañado de éxito, pero ese no es su objetivo. Friedemann Vogel simplemente quiere bailar. Este ha sido siempre el caso. "Desde que tengo memoria, el baile ha estado en mí", dice con una sonrisa. "A la edad de cuatro o cinco años, empecé a bailar ballet. Desde entonces no he querido hacer otra cosa". Incluso ahora, practica durante varias horas todos los días impulsado por las altas expectativas que tiene de sí mismo.

Vogel se inspira en su entorno por su forma de arte. Esto también incluye los coches deportivos. De hecho, ha estado conduciendo un Porsche durante más de diez años. "Para mí, como nativo de Stuttgart, no había otra opción. Siempre he soñado con tener mi propio Porsche en algún momento". Dinámica potente, pero también deslizamiento silencioso en modo híbrido, curvas bonitas, movimientos precisos, la exigencia de perfección: todos estos son atributos paralelos entre Porsche y el ballet de Friedemann Vogel.

"A mi parecer, los coches deportivos y de baile tienen mucho en común. El cuerpo de un atleta, por ejemplo, tiene que ser afinado muy precisamente como un motor y el chasis". También puedes ver eso en Vogel. Su entrenamiento ha resultado en un cuerpo perfecto. Pero no es sólo para mostrar. Cada músculo sirve para el arte, la expresión y la emoción. En Porsche lo llaman "la forma sigue a la función". Con una fuerte disciplina y trabajo duro, Friedemann crea la base para que su actuación en el escenario sea completamente natural.

Este es el núcleo del fundamento común. Sí, los coches deportivos y los bailarines transmiten emociones; ambos son atletas. Pero, sobre todo, es el alto grado de cuidado y precisión, apenas visible desde el exterior, lo que sienta las bases para un alto rendimiento en el fondo. Para Vogel, el hecho de que Porsche haya sido durante muchos años uno de los principales patrocinadores de la Escuela John Cranko y del Ballet de Stuttgart, como parte de su programa de patrocinio cultural, no hace sino confirmarlo.

Como parte de la serie "Inspirado por Porsche", Friedemann Vogel ha tenido la oportunidad de traducir la experiencia de conducción del Panamera Turbo S E-Hybrid en su forma artística de danza.

Cuando ves bailar a Friedemann Vogel, este pensamiento inevitablemente te viene a la mente: "¡Qué movimiento tan fascinante!"

Se podría decir lo mismo de los coches deportivos de Porsche.