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El verdadero significado del escudo Porsche
Aunque Porsche se fundó en 1931 en Stuttgart, no fue hasta la década de los 50 cuando surgió el escudo y lejos de la ciudad alemana. Cruzó el charco y llegó hasta Nueva York, cuando Ferry Porsche se reunió con Max Hoffman, uno de los mayores importadores de coches que operaban en esa época.
El 21 de junio de 1941 el austriaco Max Hoffman llegó a Nueva York y en 1947 abrió su concesionario en Park Avenue. Un concesionario que posteriormente rediseñó Frank Lloyd Wright. La "Hoffman Motor Car Company" comenzó a importar y vender marcas europeas, así que era muy común que su fundador viajara a Europa a descubrir nuevos talentos.
Max Troesch, periodista amigo de Hoffman, había conducido un Porsche 356 y se enamoró. El rugido del motor, la potencia entre sus dedos al sostener el volante, sus elegantes líneas… Un capricho maravilloso. Cuando regresó a Estados Unidos le comentó a Hoffman que había descubierto un coche del que afirmaba "se hará un nombre". Le enseño fotos y en otoño de 1950, le entregaron a Hoffman los dos primeros coupés 356 de 1.1 litros. Ese mismo año, se reunió con Ferry Porsche en el Salón del Automóvil de París.
Esa primera toma de contacto se selló con un contrato de importación a Estados Unidos de 15 coches al año. Max Hoffman comenzó a vender en su concesionario un coche que era sin duda fiable, ágil y versátil, pero complicado de vender ya que era más caro que sus competidores y tenía un motor más pequeño. Por suerte, Hoffman era un as del marketing y sus campañas de publicidad describían al 356 como "Uno de los coches más excitantes del mundo" y "Una nueva concepción en estabilidad, agarre en carretera, suspensión y seguridad nunca antes conocida".
En el año 1952, en una reunión en un restaurante de Nueva York, Hoffman sugirió que los Porsches necesitaban un logo distintivo, algo que se asociara a la marca de una forma discreta y que pudiera convertirse en algo emblemático que fuera más allá del mismo nombre de la empresa. Un sello de calidad, un símbolo de sus atributos como marca. “Si todo lo que necesitas es un distintivo, nosotros también podemos dártelo”, afirmó Ferry Porsche, cogiendo lo primero que tenía a mano. Hasta aquel entonces, los coches de Porsche solo tenían en nombre de la marca en letras doradas sobre su capó.
El boceto del escudo de Porsche terminó plasmado en una servilleta de papel que dibujó el propio Ferry en menos de cinco minutos. Lejos de casa, sobre una servilleta de un restaurante neoyorkino que hoy forma parte de la colección histórica que encontramos en el Museo Porsche. Una idea que a día de hoy se mantiene inamovible, distintiva y auténtica. Ferry volvió a Alemania con esa servilleta y la idea de implantarla y ese mismo año los Porsche que salían de fábrica lo hicieron con el emblemático escudo.
En base a ese primer boceto el gerente de publicidad Herrmann Lapper y el diseñador Franz Xaver Reimspieß diseñaron la insignia como un símbolo que aunaba las raíces de Porsche y el espíritu de sus vehículos. Si lo analizamos al detalle, podemos ver que está formado por dos escudos superpuestos: el de la ciudad de Stuttgart, y el de la región de Baden Württemberg que es el culpable de que tenga franjas rojas y negras y las astas de ciervo. En la parte superior, el nombre de la familia, Porsche, en mayúsculas y ocupando todo el ancho del escudo.
Existe una pequeña historia de por qué el escudo de Porsche y el de Ferrari coinciden representando el símbolo del caballo encabritado en su imagen. En el caso de Ferrari, su famoso caballo negro tiene su origen en la Primera Guerra Mundial. Concretamente en Francesco Baracca, un conde y aviador de las fuerzas aéreas italianas que pintó este caballo en el lateral de sus aviones. Un caballo rojo sobre una nube blanca. El piloto se convirtió en una leyenda que perduró aún después de su fallecimiento.
Cuando Ferrari se fundó la madre de Baracca le pidió que usara el caballo en sus coches asegurándole que le daría suerte. Lo pintó en negro en señal de luto por los aviadores fallecidos en la guerra y ganó esa primera carrera en la compitió con el escudo en su coche. La pregunta es, ¿por qué Baracca eligió el caballo para decorar su avión?
Algunos dicen que se debía a la cantidad de caballos que tenía su familia, pero la historia más extendida es que replicó el diseño a un piloto alemán que llevaba el escudo de la ciudad de Stuttgart en su avión. Incluso se afirma que fue un trofeo de guerra ya que el primer avión que derribó Baracca era de Stuttgart.
En el otoño de 1950, los primeros deportivos Porsche llegaron a Estados Unidos de manos de Max Hoffman, el primer importador de Porsche para Estados Unidos y la chispa que Ferry Porsche necesitaba para volver a tener una idea brillante. La de un escudo que es una leyenda.
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