Hace más de 20 años Porsche llegó a China para conquistar al gigante asiático, y ahora...
Un viaje único con los Porsche descapotables
Si buscáramos una experiencia de conducción única podríamos imaginarnos conduciendo un descapotable en alguna carretera sinuosa de la costa mientras cae la tarde. El sol acariciando la piel, el viento en la cara. Una imagen bucólica en la que las sensaciones se incrementan en cada curva. Sentiríamos el asfalto bajo nosotros mientras nuestras manos acarician el volante de un descapotable Porsche.
Este tipo de experiencias únicas son parte importante de la historia de Porsche. Desde sus inicios ha habido vehículos descapotables entre sus creaciones, pero hay cuatro que sin duda han marcado un antes y un después, comenzando por el más ligero y vivo de todos.
Cuando hablamos de un descapotable ligado irremediablemente a la velocidad lo hacemos del Porsche 550 Spyder. El “motor Fuhrmann", un bóxer de 1.5 litros con un complejo propulsor de cuatro cilindros, es el culpable de que el 550 Spyder fuera un descapotable que en competición hizo historia en las 24 Horas de Le Mans, cuando en 1953 consiguió una doble victoria.
Era pequeño, ligero y jugaba con la aerodinámica como pocos. Sus apenas 550 kilos hacían de él una bestia muy complicada de domar. Capaz de alcanzar cómodamente los 220 km/h con sus 110 CV de potencia, necesitaba precisión y todos los sentidos alerta durante su conducción. Un deportivo único y exclusivo del que solo se fabricaron 90 unidades, lo que le convierte en un rara avis a día de hoy entre los coches clásicos.
El primero de los”speedster” de Porsche nacía en 1954 cuando Max Hoffmann, el famoso importador de coches, le daba la clave a Ferry Porsche para triunfar en Estados Unidos: un coche más ligero y económico que el 356 que, además, fuera descapotable. Con él conquistaron el mercado americano.
Del 356 Speedster se fabricaron más de 3.500 unidades hasta 1958, una gran producción para la época que conquistó hasta a las estrellas de cine de Hollywood. Con un motor de 4 cilindros y 60 CV, era extraordinariamente ligero, pero a su vez económico y elegante.
El Porsche 901, que más tarde terminaría llamándose 911, fue creado por Ferdinand Porsche y presentado en el Salón de Frankfurt de 1963. Sus líneas enamoraban. La potencia de su motor prometía momentos inigualables. Pero en Estados Unidos se exigían unos requisitos de seguridad que cambiaron la historia de Porsche y sus descapotables para siempre.
El legado continuaba con el que es uno de los modelos más icónicos desde que comenzara su fabricación en 1966. El Targa se convertía en la perfecta simbiosis entre el cabriolet y el coupé, aunando las mejores características de ambos, pero consiguiendo a la vez tener una esencia unica. Tanto es así, que las siguientes generaciones del 911 han incorporado a sus filas un Targa desde entonces, convirtiéndose en uno de los descapotables más deseados y valorados por los porschistas de todo el mundo.
El último de los descapotables más importantes de Porsche, el famoso Boxster, retomaba una idea que aparecía en el 356 Roadster "Nº 1" para actualizarla y modernizarla. El característico motor central de ese primer modelo volvía cincuenta años después con el Porsche Boxster en 1993. Este nuevo modelo de descapotable ofrecía una experiencia de conducción única, extremadamente sensitiva y muy deportiva.
Llegó para democratizar el lujo y se quedó como un coche que sigue eternamente joven. Veloz, ligero y un alma salvaje, fue evolucionando como uno más de los deportivos de Porsche, convirtiéndose en un imprescindible.
Los cuatro modelos, cada uno en su época, marcaron momentos vitales en Porsche. Y siguen escribiendo en la actualidad su propia historia porque siguen evolucionando como el resto de los deportivos de la marca, convertidos en objeto de deseo ideales para hacer realidad una ruta por la costa en una tarde de verano.
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