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Una batería de 800 voltios para conquistar el futuro

La aparición del Taycan en la familia Porsche es la demostración de que la electromovilidad es una prioridad para la marca. La investigación y desarrollo en campos como la tecnología de las baterías es crucial para que, además de ser un espectacular deportivo, el Taycan sea el más eficiente de su clase. Su mejor aliada para ello es la batería con arquitectura de 800 voltios que consigue aunar sostenibilidad con potencia, agilidad y autonomía.

 

Cuando Porsche decidió lanzar al mercado un 100% eléctrico, testeó las baterías años antes con sus híbridos enchufables. El trabajo de investigación hacia la electromovilidad comenzó mucho antes de que el Taycan saliera al mercado. Antes incluso de que el proyecto estuviera encima de la mesa. Cuando comenzó su desarrollo Porsche tenía claro que la capacidad de la batería del Taycan debía ser funcional y atractiva para el público, sin que el coche perdiera ni un ápice de deportividad. Las baterías de alto rendimiento entraban en juego.

Hacer un coche eléctrico es fácil. Hacer un deportivo eléctrico en el que la única diferencia con su homónimo de gasolina sea el ruido del motor pero no las prestaciones, es el auténtico reto. El Taycan debía sumar potencia, para lo que o bien se incrementaba la intensidad o la tensión. Si se aumenta la intensidad, los elementos para usar esa energía producida serán más pesados. En cambio si aumentamos la tensión o el voltaje, el peso de cables y enchufes no tiene porqué verse afectado pero sí el rendimiento de su carga. 

Con esa idea en la cabeza, Porsche desarrolló una batería única en su especie y que duplicaba la tensión de las usadas por el resto de vehículos eléctricos del mercado. 800 voltios para conseguir la potencia de un deportivo de pura raza sin sacrificar el peso en el camino.

Tan importante es la batería como su posición y la forma en que se acopla al resto de componentes en el coche. En el caso del Taycan la batería se encaja en una carcasa con estructura de sándwich, quedando entre una cubierta superior y una inferior, y en un bastidor tubular completamente protegido. La estructura en la que se aloja la batería permite que haya un mayor espacio entre celdas, lo que se traduce en más capacidad de energía con menos peso. En cifras: la batería Performance Plus de dos capas que encontramos de serie en el Taycan Turbo y Turbo S tiene 33 módulos de doce elementos cada uno con un total de 396 celdas.

Cada módulo de celdas tiene su propia centralita electrónica interna que supervisa tensión y temperatura, y todas se encuentran unidas por una película flexible de material compuesto que aligera aún más el peso final de la carcasa que contiene la batería. De nuevo reduciendo kilos sin perder potencia.

Esta carcasa no solo es lugar para la batería, también aloja componentes de electrónica y parte de la refrigeración del vehículo, imprescindible si queremos optimizar al máximo las capacidades de la batería. El trabajo de precisión en la fabricación se traduce también en los sistemas usados para unir todas las piezas. En el caso del Taycan, Porsche utiliza soldaduras con láser, adhesivos por termo conducción y un tipo de soldadura metálica llamada “Metallschweißen mit inerten Gasen” o soldadura con gas inerte MIG.

La situación de la batería del Taycan en el chasis, baja el centro de gravedad del coche y consigue que este tenga una conducción más dinámica y deportiva al distribuir el peso en la parte inferior y cerca del suelo.

Cuando hablamos de baterías hay que tener especial cuidado con la temperatura de las mismas. Por eso Porsche desarrolla a la par un sistema de refrigeración que permite controlar la batería a nivel térmico en todo momento. No solo para que sea segura, también para aumentar su vida activa, su rendimiento de carga y la eficacia en el uso de la energía. Trabajar en el rango de temperatura ideal en todo momento permite alargar la vida útil de las baterías y disminuir así el impacto medioambiental que supone su fabricación.

Para conseguir que ambas piezas, batería y refrigeración, trabajen en equipo y al unísono, el sistema de control térmico se sitúa bajo la batería. Consiste en una serie de conductos junto a una bomba capaz de aumentar y disminuir la temperatura en todo momento. 

Los circuitos empleados en esa gestión térmica permiten generar diferentes estados en el Taycan, ya que la refrigeración no solo afecta a la batería sino también a otros elementos como los cargadores de CC y CA, los convertidores de corriente, los motores eléctricos, los inversores y la transmisión. Así, la batería preserva su potencia intacta a pesar de que otros elementos del coche aumenten su temperatura, ya que el sistema de refrigeración está íntegramente conectado y al servicio de una mayor eficacia energética. Lograr el estado de energía óptimo para cada situación fue un requisito imprescindible para que el primer 100% eléctrico de Porsche saliera al mercado.

La batería, además, es capaz de acumular la energía térmica que se desprende como calor residual del líquido refrigerante y regular de manera inteligente su propia temperatura en base al tipo de conducción y a las condiciones climatológicas. Así, las altas prestaciones del Taycan nunca se verán comprometidas. 

Aunque la batería del Taycan es extremadamente eficiente y precisa, el desarrollo de la tecnología de baterías no ha llegado aún a su destino final. La siguiente parada son las baterías de estado sólido que desarrollan una tecnología de silicio-carbono para las baterías de iones de litio actuales. Más sostenibles, más potentes, más capaces. Un paso más hacia la electromovilidad en la que Porsche ya va a la cabeza.

Anabel Palomares
Redactora & experta en electromovilidad