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Willi Kauhsen: pasión, excelencia y un 917

Willi Kauhsen rinde tributo a una de las piezas más destacadas para Porsche y para él, restaurando el mítico 917.

En el mundo del automovilismo hay nombres que resuenan a través del tiempo. Nombres que dejan una huella imborrable y que son historia en estado puro. Uno de ellos es Willi Kauhsen, cuya relación con Porsche continúa a día de hoy y comenzaba hace más de cincuenta años.

Willibert "Willi" Kauhsen nació el 19 de mayo de 1939 en la ciudad alemana de Aquisgrán. Como ocurre con aquellos pilotos que parecen tener gasolina donde debería haber sangre, Kauhsen supo a temprana edad que el verdadero amor de su vida era la velocidad. 

Su carrera como piloto comenzaba en los años 60, pero fue diez años más tarde cuando su nombre, junto al de Porsche, se grabarían a fuego en la historia del automovilismo. Aunque en 1969 ya había pilotado un Porsche 908 L con Rudi Lins para Porsche System Engineering, en 1970 fue cuando Porsche consiguió un hito en Le Mans. Una triple victoria de la que Kauhsen fue partícipe.

Tres de los coches de Porsche consiguieron el primer, segundo y tercer puesto en la carrera de resistencia más exigente del mundo. Hans Herrmann y Richard Attwood con el Porsche 917 KH Salzburg Red se hacían con el primer puesto. Gerard Larrousse y Willy Kauhsen, con un Porsche 917 LH, consiguieron el segundo. Y Rudi Lins y Helmut Marko, con su Porsche 908/02, el tercero. Los tres equipos lograron una hazaña épica que aún hoy se recuerda.  


El Porsche 917 que diseñó Ferdinand Piëch es uno de los mejores coches del siglo pasado. No solo por sus motores de doce cilindros, 4,5 litros y más de 600 CV, sino porque nadie conseguía hacerles sombra gracias al impresionante trabajo aerodinámico que escondían. Willi Kauhsen compitió con el 917 de 1970 a 1974. Y aunque la FIA cambió las reglas y les dejó fuera tras la triple victoria, Porsche continúo con el desarrollo de los 917 creando el Spyder con motores turboalimentados de hasta 1.100 hp. 

Entre 1969 y 1973, Willi Kauhsen probó los modelos de carreras de Porsche como piloto experimentado, incluido ese 917 Spyder que producía más de 1100 hp. De hecho el periodista Rainer Braun lo apodó “Mister 1,000 hp”. Un ejemplo de su talento al volante lo vimos cuando se hizo con la victoria en el Marathon de la Route de 84 horas de 1968 conduciendo un Porsche 911 S junto con Herbert Linge y Dieter Glemser.

También pilotó el Bosch 917 Spyder de color amarillo brillante, y en 1971 y junto a Reinhold Jöst para Martini Racing, pilotó el Porsche 917 /20 "Pink Pig" en las 24 Horas de Le Mans. Apenas tres años más tarde, Kauhsen se retiraba de la competición deportiva. Tenía 35 años.

Pero solo fue un cambio, porque el piloto alemán no podía estar lejos del asfalto. Se convirtió en el jefe del “Willi Kauhsen Racing Team” (WKRT) y como director de carreras ganó ese mismo año siete de las ocho del Campeonato Mundial. La culpa la tuvo su sentido de la excelencia y su criterio, capaz de provocar mejoras a nivel de ingeniería en los vehículos a su mando.

Durante años, su conocimiento especializado en Porsche le permitió restaurar vehículos clásicos que ahora ocupan un lugar privilegiado en su garaje, como un 907 Longtail Porsche de 1967, un Porsche Carrera RSR de 1974 o un Porsche 934 Turbo. Pero si su nombre está unido al de Porsche es sobre todo con tres números: 917. La razón no es solo ese segundo puesto en la carrera de Le Mans de 1970, es que Kauhsen preparó durante seis años un  Porsche 917 para competir en el Le Mans Classic. 


Primero se hizo con dos Rothmans 956 de los años 80, y durante su restauración se dió cuenta de que había muchos repuestos almacenados en Zuffenhausen para el Porsche 917. Así decidió construir un nuevo 917, comenzando por la placa de identificación de un 917 de 1969 con el número de chasis #005. Era la del coche en el que el británico John Woolfe perdía la vida en las 24 Horas de Le Mans de 1969.

La tragedia ocurría al principio, cuando John Woolfe se estrellaba contra las barreras en la primera vuelta. No llevaba el cinturón de seguridad puesto y tras varias vueltas de campana, el 917 se incendió, tiñendo de tristeza la carrera. El “Le Mans Start”, ese sprint clásico desde el lado opuesto de la carretera al automóvil que durante años se usó para dar comienzo a la competición, se prohibió desde ese momento tras la muerte del británico. Para no perder tiempo, demasiados pilotos no se ponían el cinturón al comenzar la carrera y la muerte de John Woolfe constató la imprudencia de no hacerlo.

Con la restauración de esta joya única, Willi Kauhsen rinde tributo a la grandeza del automovilismo y en especial, a una de sus piezas más destacadas para Porsche y para él. El 917 con el que posa orgulloso es la oportunidad de revivir la emoción de una de las competiciones más impresionantes del mundo. Un deportivo que siempre estará vinculado a Willi Kauhsen.

 

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