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20 años de Cayenne: el E2 y el camino a la electrificación
Después de que Porsche marcará un antes y un después en 2002 presentando su primer SUV, llegaba la segunda generación del Cayenne en 2010, ocho años después de ese nuevo concepto dispuesto a revolucionarlo todo. Pero la segunda generación comenzaba a fraguarse mucho antes.
Michael Mauer tomó el relevo de Harm Lagaay en la dirección de diseño de los nuevos modelos de Porsche, y suya fue la idea de dar un paso más y producir un SUV aún más deportivo.
El reto era que esa segunda generación debía compartir aspectos de diseño con el Volkswagen Touareg, ya que algunas piezas del modelo se fabricaban en las mismas instalaciones. Las puertas de ambos debían ser idénticas, pero las ventillas o los retrovisores, que se trasladaron al hombro de la puerta para conseguir un aspecto aún más dinámico, no.
Si querían mejorar el aspecto el camino debía ir hacia la deportividad más extrema, así que se afilaron las formas, especialmente la línea del techo. El "flyline" de este Porsche tenía una línea descendente mucho más marcada. El alerón del techo extendido, los pilotos posteriores más altos y los pilares D más inclinados, le aportan un dinamismo vivo a la carrocería, que lejos de volverse más pequeña, ampliaba su sus dimensiones hasta los 4,84 metros, 4,8 centímetros más que en la primera generación..
En el interior, los asientos se situaban más bajos que los de su predecesor, el E1, y la consola central era algo más elevada como en el Panamera de 2009. Pero el cambio más significativo en el interior de esta segunda generación fue el volante, tomado del icónico 911 y el cuentarrevoluciones centrado. La idea era que si subías a un Cayenne o a un 911 notarás la menor diferencia posible.
En lo que sí distaban era en la carretera, donde esta segunda generación de Cayenne era mucho más eficaz. Para ello eliminó la caja de transferencia o reductora que sí estaba presente en el E1. Además, se usó el cambio Tiptronic de ocho velocidades junto con la nueva tracción total controlada Porsche Traction Management (PTM) que aligeraba el peso en los semiejes de transmisión delanteros. Un total de 33 kilos menos sólo con este par de gestos.
Y no solo en la transmisión se redujo el peso. La carrocería pesa 111 kg menos gracias en gran parte al portón trasero de aluminio que rebaja el peso a la mitad respecto al primer Cayenne. La versión S pesaba 2.065 kg, 180 kilos menos que el primer Cayenne S. Eso sí, aunque se redujo el peso y se agilizó aún más su conducción, las capacidades del Cayenne en todo tipo de terreno quedaron intactas.
Otra de las mejoras con respecto a la primera generación las encontramos en el consumo, mucho más bajo gracias no solo a ese peso reducido, sino a elementos como la función de arranque-parada, la desconexión variable del suministro de combustible en deceleración o la gestión térmica. Si sumamos la nueva caja de cambios automática Tiptronic de ocho velocidades, que se ofrecía para sustituir a la caja de cambios manual de seis velocidades del modelo más sencillo, el consumo era un 20% menos que sin ella, 9,9 l/100 km.
En el caso del Cayenne S, con un motor V8 de 4.8 litros y 400 CV de pura potencia, esta nueva generación reducía el consumo a 10,5 l/100 km, un 23% menos que el primer Cayenne S.
Además del Cayenne S, el Turbo que mantenía los 500 CV y el Cayenne diésel de 245 CV, en 2012 Porsche presentó tres modelos más: el GTS de 420 CV, el S Diesel con motor V8 de 4.2 litros y 382 CV, y el Turbo S de 550 CV. Cuatro años después, el Cayenne E2 se renovaba y el Cayenne S dejaba atrás el motor V8 para dar la bienvenida a un motor V6 biturbo de 3.6 litros.
Pero sin duda el cambio más importante llegó con la nueva estrategia de electrificación que tomaba forma con el primer híbrido producido en serie de Porsche, el Cayenne S Hybrid de 380 CV. Este modelo combinaba un motor V6 de 3.0 litros y 333 CV con compresor, con un motor eléctrico de 47 CV. Solo con este motor eléctrico, el Cayenne S Hybrid alcanzaba los 60 km/h.
Esta conducción más eficiente pero igual de deportiva fue el primer paso del camino a la electrificación que comenzaba en Porsche hace más de una década. Ahora está más viva que nunca, dentro y fuera del Cayenne.
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