El domingo 14 de junio de 1970 el camino de Porsche en las 24 horas de LeMans cambiaba...
Conducción autónoma: Modo Mark Webber, activado
A priori, es una evidencia que combinar deportividad y conducción autónoma no tiene mucho sentido. Seguramente por eso, el presidente ejecutivo de Porsche, Oliver Blume, aseguró, hace tiempo en una entrevista para un periódico germano, que no tenían ninguna intención de sumarse a los fabricantes que investigan y desarrollan tecnologías de conducción autónoma. Ni siquiera a Audi, empresa del grupo que apuesta fuerte por la misma. Finalmente, esto no ha resultado ser del todo cierto. Lo van a hacer, lo están haciendo; pero, como siempre, a su manera.
Lo que no se plantean es hacer coches sin volante, eso lo tienen muy claro. Fans de la marca, pueden estar tranquilos: la doctrina Porsche no va a cambiar ni un ápice a pesar de que la firma alemana haya terminado asumiendo que el coche autónomo llegará tarde o temprano a sus escaparates. Es algo irremediable y por eso en Stuttgart se está trabajando para desarrollar una conducción autónoma alternativa, en otro concepto de coche autónomo al que estamos acostumbrados a ver. Uno fiel al estilo y a la filosofía de Porsche.
La tecnología ha conseguido que los últimos Porsche sean cada vez más rápidos y eficientes. Pero su visión del coche autónomo es muy diferente a lo presentado por otras marcas como Tesla; de hecho, promete una férrea defensa de su esencia como fabricante de deportivos y del ADN impreso en todos sus modelos: máxima calidad y prestaciones para lograr mayor diversión y regocijo al volante. Es su sello de identidad y nada va a conseguir borrarlo. Mucho menos una tecnología que pueda privar a los clientes de su entretenimiento preferido: conducir.
Habrá Porsche que se puedan conducir de forma autónoma, pero sólo cuando el conductor lo desee. Porsche imagina a sus coches autónomos con la posibilidad de activar la función Mark Webber, que haría que sus coches funcionasen en modo autónomo y sean tan rápidos en un circuito como el de Nürburgring con un piloto de la talla del australiano al volante, pero sin estarlo. La idea que persigue Porsche es sencilla y fascinante a la vez: hacer que sus clientes sean mejores pilotos.
Porsche sueña cómo la conducción autónoma podría hacer que sus deportivos rodasen a un ritmo casi perfecto, como lo haría Mark Webber o Walter Röhrl, imitando todos los movimientos, cada cambio de marcha, el punto perfecto para frenar, cada giro en cada curva. Cada latido.
De esta forma, sus clientes más tarde podrían tomar los mandos e imitar los movimientos de su piloto favorito, contando con asistencias que le ayudarían a maximizar su rendimiento, evolucionando paulatinamente desde un determinado porcentaje de la velocidad del piloto, hasta rodar en ritmos cada vez más próximos a los de un profesional. Porsche ya incluye asistentes de conducción similares en su aplicación Porsche Track Precision, pero en este caso, el observador podría analizar el comportamiento del coche en primera persona.
Para los más incrédulos, esta tecnología, lejos de ser una idea descabellada y de ciencia ficción, está bastante más cerca de comercializarse que la de un coche autónomo capaz de circular entre el tráfico sin conductor; donde tendría que enfrentarse a muchos imprevistos, ser capaz de resolverlos en tiempo real, o incluso a una legislación que se lo permita, al generarse el dilema moral de autorizar a una inteligencia artificial a tomar decisiones en situaciones que podrían llegar ser muy comprometidas.
Conducción semiautónoma al estilo Porsche
Para Porsche, la conducción autónoma o semiautomática, como le gusta más hablar a Lutz Meschke, miembro del consejo de Porsche, no va a estar reñida con la diversión ni la deportividad. Tampoco esta tecnología se aplicará en todos sus coches de la misma forma. De hecho, Porsche planea que estas tecnologías en un futuro se integrarán adaptándose a la medida de cada modelo y a la demanda de los propios clientes.
Quizá sea muy práctico que un Porsche Cayenne nos permita irnos de vacaciones sin conducir, mientras que en un Porsche 911 sería más atractivo contar con soluciones autónomas para aprender a rodar rápido en un circuito o tener la capacidad de llegar a la puerta de un restaurante y que nuestro coche sea capaz de aparcarse solo, sin nuestra intervención.
En las nuevas generaciones del Panamera y el Cayenne, ya se han dado interesantes avances en lo que a sistemas de asistencia se refiere. InnoDrive es un ejemplo de cómo se pueden aplicar las diferentes posibilidades técnicas al estilo típico de Porsche. Es un paso hacia la conducción semiautónoma. Para obtener una visión general del tráfico, el sistema utiliza esencialmente los sensores de radar y el asistente de salida de carril para la guía lateral y longitudinal en combinación con datos de ruta en 3D de alta precisión del sistema de navegación.
Con el perfeccionamiento de semejantes herramientas y a estas alturas de siglo XXI, no sorprende a nadie saber que un fabricante está en pleno proceso de reinvención con miras hacia la conducción autónoma. Lo que quizá sí puede causar mayor recelo es que lo haga un fabricante de deportivos como Porsche, que además se ha declarado anteriormente y en más de una ocasión completamente en contra de dicha tecnología. Pero las cosas han cambiado y ahora se entiende de otra manera, como una posibilidad más de otorgar a sus clientes ciertas ventajas a la hora de trasladarse de un sitio a otro de la forma más cómoda y en el menor tiempo posible.
Los ingenieros de Porsche están abordando la llegada del coche autónomo desde las muchas ventajas que ofrece cuando el coche se transforma en un mero medio de transporte. Pese a tener el mejor chasis del mercado o centenares de caballos, un atasco seguirá siendo un atasco y la circulación por entornos urbanos seguirá siendo un aburrido paseo de semáforo en semáforo, en el cual será más seductora la idea de poder aprovechar nuestro tiempo en hacer otra cosa mientras tanto. Ahí es donde Porsche sí que ve sentido a la llegada del coche autónomo como tecnología opcional, accesible con un simple botón, pero sin penalizar las sensaciones al volante cuando el escenario cambie y queramos disfrutar de nuestro Porsche.
Otros artículos que te interesarán
Desde que comenzara en mayo de 1923, Le Mans ha sido una competición mítica. La...