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La era transaxle de Porsche o cómo reinventar un coche deportivo
Si una marca quiere mantenerse en el tiempo, reinventarse es una palabra que debe estar en su vocabulario. Porsche lo sabe bien y por eso siempre busca crecer y estar a la cabeza en innovación, como con sus modelos de la era transaxle.
La configuración transaxle, concepto nacido a partir de los términos ingleses para transmisión y eje, contaba con un motor delantero con tracción trasera unidos a través de un eje colocado en un tubo fijo. Teniendo en cuenta que en la época aún no existían medios de transmisión que fueran electrónicos, la configuración transaxle era realmente innovadora. Conseguía un reparto de peso perfecto entre la parte delantera y la trasera del vehículo.
El coche que se convertiría en la inspiración para los modelos transaxle fue un proyecto conjunto que Porsche hizo con Volkswagen. En el año 1972 se ideó el Porsche EA 425 desde el departamento de diseño de Porsche. Un modelo de coupé familiar de dos litros y con un motor de cuatro cilindros que nunca llegó a producirse.
Volkswagen detuvo la fabricación por la crisis del petróleo que se sufrió en la década de los 70 y posteriormente Porsche adquirió todos los derechos del deportivo. El Porsche EA 425 fue la llama que encendió la era transaxle y que nos ofreció cuatro modelos de Porsche con motor delantero y propulsión trasera.
En 1976 Porsche comenzó a desarrollar el que sería su primer deportivo con la configuración transaxle, el 924. Un moderno deportivo de cuatro cilindros que se convertiría además en el primero de sus motores refrigerado por agua.
El concepto que perseguía el diseño de Harm Lagaaij era el de un deportivo orientado a la familia, pero sin perder la garra y la fuerza que siempre ha caracterizado a Porsche.
Con un motor de cuatro cilindros, este estiloso coupé de dos puertas y cuatro plazas se fabricó desde el año 1976 hasta 1988 y en diferentes versiones como la del 924 Carrera GT, el 924 S o el 924 Turbo.
Un año después nació el 928, el que Porsche presentó como “el nuevo gran deportivo de Porsche”, un modelo que era en realidad tres coches en uno: un deportivo, un cupé de lujo y un vehículo utilitario. Sus faros escamoteables se convirtieron en icónicos.
El 928 también fue el primer Porsche producido en serie con motor V8 y no solo se hizo popular en Europa, donde en el año 1978 recibió el galardón a Coche del Año, sino que encontró su sitio en los EEUU y más concretamente en el cine de la época. Aparece en películas como 'El precio del poder', y hasta es doble de sonido del DeLorean en 'Regreso al futuro'.
Con el paso del tiempo, se ha convertido en uno de los modelos más reconocibles de Porsche, y un referente ideal para comprobar la eficacia de la configuración transaxle.
En 1982, y con el objetivo de tomar el relevo del Porsche 924, nacía el 944. Con un motor 2.5 de 4 cilindros y 163 CV que se inspiraba en el V8 del 928 -y tomando como base del chasis del 924-, el Porsche 944 fue uno de los deportivos de serie más vendidos de su tiempo. Durante toda su producción, que alcanzó una década, se vendieron más de 163.000 ejemplares en todo el mundo. Su precio algo más asequible y su increíble diseño le convirtieron en un imprescindible de la época.
El último de los modelos transaxle de Porsche es el 968, un coupé cuya carrocería se basó en el 944 para reducir gastos y con un diseño que recuerda al 928 y al 911 en el mismo coche. Fue el el último motor delantero de Porsche hasta que el Porsche Cayenne entró en escena y tras él, el Panamera.
El 968, con motor de 4 cilindros en línea y 3.0 litros, tenía un diseño que recordaba la historia de Porsche al aunar detalles de varios modelos. Se convertía en el último de los coches fabricados con la configuración transaxle y que ponía punto y final a una era tan productiva como importante.
De todos los modelos de la era transaxle se vendieron más de 400.000 unidades. Una configuración pensada para repartir el peso al 50:50 y que sin duda, marcó la historia de Porsche.
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