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Porsche 919 Hybrid

Porsche 919 Hybrid: un coche soñado para ganar

Hablar del Porsche 919 Hybrid es hacerlo inevitablemente de Le Mans. Debutó en la LMP1 en el año 2014 pero el proyecto comenzaba dos años antes y desde entonces, es uno de los coches que más alegrías deportivas ha dado a la familia Porsche.

Su presentación oficial en el Salón Internacional de Ginebra, fue el punto de partida para este híbrido de competición que según afirmaba Matías Müller, el que fuera presidente de Porsche en ese momento, es “nuestro laboratorio de investigación móvil más rápido y el coche de competición más complejo que Porsche ha construido en su historia”. 

Y es que en Le Mans es bien conocido que no gana el coche más rápido, sino el que mejor soporta esta exigente carrera de resistencia y el Porsche 919 Hybrid se pensó justo para eso. En su debut en las 6 Horas de Silverstone de 2014 ya se hizo con un tercer puesto, el mismo que consiguió en su primera carrera de Le Mans ese mismo año.

La tecnología nacida de un largo proceso de desarrollo era su arma secreta, y es que la suma de todos y cada uno de los componentes del prototipo se creó pensando en su máxima eficiencia. Contaba con dos motores, uno trasero de combustión y otro eléctrico en el eje delantero, que equilibraban el coche. Unido a su monocasco de fibra de carbono, ligero y resistente, este prototipo es una bestia sobre el asfalto. 

Si hablamos de los sistemas de recuperación de energía se presentó con dos: uno que recuperaba la energía térmica de los gases del tubo de escape a través de un generador eléctrico accionado por la corriente de ese mismo gas, y un sistema nacido en el 918 Spyder que consiste en un generador en el eje delantero que utiliza el frenado para convertir esa energía cinética en eléctrica. Así, el motor eléctrico se alimenta por una batería de iones de litio que a su vez es alimentada por la energía de frenado en el eje delantero y por la energía de los gases de escape. 

El Porsche 919 Hybrid fue el automóvil con mayúsculas de alta tecnología de su época. Con él, y siguiendo las reglas del juego, Porsche demostró que era posible fabricar un prototipo eficaz, rápido y resistente con el que conquistar Le Mans. 

Nico Hulkenberg, Nick Tandy y Earl Bamber se convirtieron en los ganadores absolutos de las 24 Horas de Le Mans de 2015 con el 919 Hybrid No.19, uno de los tres con los que Porsche participó en la carrera. Un año más tarde, en 2016, el 919 Hybrid No.2 consiguió la 18ª victoria general de Porsche en la carrera automovilística más dura del mundo, esta vez en manos de Romain Dumas, Neel Jani y Marc Lieb.

En el año 2017 el Porsche 919 Hybrid mejoró su aerodinámica, el chasis y el motor de combustión, un turbo V4 de 2 litros con 368 kW y casi 500 CV. El motor eléctrico delantero, de casi 400 CV, se mantuvo para dar los 900 CV característicos del prototipo. Y de nuevo surgió la magia. Esta vez Earl Bamber, Timo Bernhard y Brendon Hartley como pilotos se hicieron con la victoria en las 24 Horas de Le Mans en una emocionante carrera. El Porsche 919 Hybrid conseguía la victoria tres años consecutivos.

La versión Evo del Porsche 919 Hybrid

Basado en el coche que ganó el Campeonato del Mundo de Resistencia FIA en 2015, 2016 y 2017 y que es uno de los grandes campeones de Le Mans, el Porsche 919 Hybrid Evo se culminó como el coche más rápido gracias a que se eliminaron las restricciones que, por el reglamento del campeonato, limitaban al 919 Hybrid. 

El sistema de propulsión híbrido del 919 Hybrid Evo alcanza ahora una potencia de 1.160 CV y pesa 849 kilos. Con una mejorada aerodinámica activa se coronó en 2018 como el mejor tiempo en el Nürburgring Nordschleife cuando Timo Bernhard batió la barrera de seis minutos con él. El Porsche 919 Hybrid Evo rodó en el Infierno Verde, considerada por los expertos como la pista más difícil del mundo, a una velocidad media de 233,8 km/h y alcanzando una velocidad máxima de 369,4 km/h. 

Este fue el segundo récord del Porsche 919 Hybrid Evo ya que en abril de ese mismo año en manos de Neel Jani rodó en la pista belga de Spa-Francorchamps más rápido que un Fórmula 1. Con un tiempo de 1:41,770 minutos, batió en 0,783 segundos el récord anterior del trazado.

Un vehículo pensado para soñar, creado para correr y conducido para ganar que encontró en las 24 Horas de Le Mans a su pareja perfecta y que desbocado, en su versión Evo, es una auténtica obra maestra de la ingeniería.

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