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Porsche 928 y Panamera: íntimamente conectados

El Porsche 928 no solo es el famoso doble de sonido del Delorean de “Regreso al futuro”, o el coche de Al Pacino en “El precio del poder”, es también la semilla que dió lugar al Panamera más de treinta años después. 

Ernst Fuhrmann pensó en un vehículo para sustituir al 911, y Wolfgang Möbius diseñaba las líneas de un futurista 928 junto con Anatole Lapine. Juntos se centraron en formas aerodinámicas, evitando los excesos y apostando por unas líneas sencillas y eficaces. 

Buscaban mejorar el 911 y crear “el nuevo gran deportivo” de Porsche. En 1977 se presentaba al mundo en el Salón de Ginebra como Porsche 928. Y aunque no sustituyó finalmente al 911 como era la idea inicial de Fuhrmann, sí se fabricó durante 18 años y fue todo un éxito. Su diseño innovador conquistó hasta al fundador de Apple, Steve Jobs, que tenía un 928 en su garaje.

Se convertía en el primer modelo de Porsche con un motor de ocho cilindros, un excelente V8 de 4,5 litros refrigerado por agua y con una disposición de cilindros en 90°. Este deportivo alcanzaba una potencia de 240 CV y era sin duda un coche conceptualmente moderno y muy revolucionario. Con la ligereza por bandera, todas las piezas buscaban disminuir el peso para aumentar así la velocidad del coche. Objetivo conseguido, sin duda: el Porsche 928 pasaba de cero a 100 km/h en 7,8 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 225 km/h. 

El 928 era uno de los coches de la era transaxle y en 1978 se hizo con el premio a Coche del Año en Europa, un logro que de momento no se ha repetido. Sus líneas redondeadas se convirtieron en inconfundibles y su diseño, en atemporal. El rugido de su motor, profundo y ronco, enamoraba, transformándolo en un rompecorazones.

Su conexión directa con el Porsche Panamera llegaba en los años 80 cuando el Porsche 928 se usó como base para un prototipo de cuatro puertas que buscaba transformar un sedán en un deportivo, el 928 H50. Ferry Porsche fue quien terminó usándolo tras recibirlo como regalo de cumpleaños ya que la idea no llegó a cuajar. Al menos en ese momento, porque este prototipo siempre estaría presente en el equipo de diseño de Porsche.

Años más tarde nacía el Panamera el 19 de abril de 2009. Ese día se presentaba la primera berlina de lujo de Porsche, un impresionante coche familiar que no perdía ni un ápice de la deportividad de un biplaza y que era el fruto de la semilla sembrada con el Porsche 928 H50.

La comodidad de una berlina deportiva que incluía las últimas novedades tecnológicas del mundo del motor. Al igual que el 928, la aerodinámica de sus líneas era sello de identidad propio, y junto a una cuidadísima ingeniería conseguía unos resultados fantásticos con ese primer motor V8 de 4,8 litros y 400 CV con el que se presentaba.

Tres meses después de su presentación ya se habían fabricado 10.000 unidades en Leipzig, asegurando así un futuro prometedor como el que tuvo el Porsche 928. Como hilos que se entrelazan en una tela, el Panamera y 928 están íntimamente conectados, compartiendo ADN y cumpliendo el primero con el objetivo del segundo. 

Durante años la fabricación de una berlina con alma deportiva fue un reto para Porsche que pudo cumplirse finalmente con el Panamera. Sin duda el origen fue la idea asomó por la cabeza de Ernst Fuhrmann: un coche familiar con alma deportiva. En aquel momento quizá el Porsche 928 era un adelantado a su tiempo que nacía antes de que el mundo estuviese siquiera preparado para ello. 

A día de hoy el Panamera y el 928 están tan ligados que es imposible pensar en el primero sin recordar al segundo con una sonrisa. Dos coches que comparten mucho y cuya relación será recordada pase el tiempo que pase. 

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