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Porsche en Le Mans, el triunfo de la constancia
Desde que comenzara en mayo de 1923, Le Mans ha sido una competición mítica. La carrera de resistencia más famosa y dura del automovilismo ha sido escenario de momentos únicos, especialmente para Porsche que ha vivido y sigue viviendo en esa pista algunos de los mejores instantes de su historia.
Las más de cien victorias de Porsche en Le Mans comenzaron en 1951, cuando el Porsche 356 SL con el número 46 en su costado y pilotado por Auguste Veuillet y Edmond Mouche, se hacía con la primera victoria de clase, en la categoría de 1.1 litros. Desde entonces Porsche ha sido la única marca en competir año tras año, sin descanso, en todas las ediciones de las 24 Horas de Le Mans.
Ese primer ganador, un Porsche 356 SL gris (abreviatura de “Super Leicht”, o Súper Ligero en castellano) apenas pesaba 680 kilos gracias a una carrocería de aluminio que conseguía reducir el peso para ganar en velocidad. Y aunque en esa carrera el Porsche se hizo con la victoria en su categoría, no consiguió una victoria absoluta, algo para lo que Porsche tuvo que esperar hasta la década de los 70.
Hans Herrmann y Richard Attwood conducían un impresionante Porsche 917 KH Salzburg Red. Gerard Larrousse y Willy Kauhsen, un Porsche 917 LH Martini. Rudi Lins y Helmut Marko, un Porsche 908/02. Los tres equipos de pilotos lograban una hazaña épica al hacerse con el primer, segundo y tercer puesto respectivamente en las 24 Horas de Le Mans de 1970.
El 917 de Cola Corta y número 23 tenía un motor bóxer refrigerado por aire de doce cilindros, y bajo el capó vibraban 580 CV de pura potencia. El 14 de junio de 1970, Porsche conseguía su primera victoria en la clasificación general marcando un punto de salida para todos los logros que vendrían detrás.
Tan solo un año más tarde Porsche reafirmaba su poder participando con 33 de los 49 inscritos en la carrera, un récord aún imbatido y que terminaba con la victoria absoluta de un Porsche 917 KH, esta vez bajo los mandos de los pilotos Gijs van Lennep y Helmut Marko.
Aunque ese año no fue el vehículo que más halagos recibió porque esa edición fue también la del maravilloso 917/20 apodado “pink pig” que, aún sin hacerse con la victoria, consiguió captar toda la atención gracias a su original decoración. Anatole Carl Lapine fue el culpable de plasmar el patrón que utilizan los carniceros para despiezar a los cerdos en un coche de un precioso color rosa, con unas líneas punteadas en rojo que ya forman parte de la historia del automovilismo.
Este modelo único recibiría en 2018 el homenaje que merecía con una victoria de su replicante. Kévin Estre, Laurens Vanthoor y Michael Christensen fueron los encargados de que el cerdito volara de nuevo. Un fabuloso 911 RSR con el número 92 y la misma decoración que el 1971 que cruzaba la meta entre vítores haciéndose con el primer puesto. Dos coches separados por décadas y con la disposición mecánica de sus motores atmosféricos y su propulsor central como punto de unión entre ambos.
Le Mans también fue el escenario elegido para la era del turbo porque en 1974 el 911 Carrera RSR 2.1 Turbo corrió, el primero en hacerlo, aunque el primer turbo de la historia que conseguiría la victoria no fue ese sino un 936 Spyder. Dos años más tarde, en 1976, el 936 Spyder ganaba en 24 Horas de Le Mans, victoria que se repetiría un año más tarde en manos de Jacky Ickx, Jürgen Barth y Hurley Haywood. De nuevo en 1981 el flamante 936 Spyder volvía a ganar tras una espectacular remontada que aún se recuerda.
Entre 1981 y 1987 comenzaba una década mágica para Porsche en Le Mans. Sus coches eran imbatibles. Había llegado el momento de que el 956 y el 962 C marcaran un antes y un después. El primero, con un motor bóxer turbo de bajo consumo y 630 CV demostraba que la ligereza bien entendida y en manos expertas (solo pesaba 840 kilogramos) era sinónimo de velocidad porque alcanzaba los 372 km/h. Con él, en el año 1982 Porsche se hacía con una triple victoria.
Pero el Porsche 956 aún tenía mucho que decir. Era su momento de brillar. En 1983 nueve de los diez primeros puestos eran para el 956, y en 1984 siete de los primeros puestos también fueron para ese modelo. Nada parecía pararle porque en 1985, Porsche conseguía su décima victoria con un 956 que había liderado 347 vueltas de las 373 de la carrera de resistencia.
El 962 C fue el sucesor de la gloria del Porsche 956. En 1986 conseguía podio y el equipo oficial de Porsche con Derek Bell, Hans-Joachim Stuck y Al Holbert como pilotos, repetía también en 1987, consiguiendo así que Porsche llegara a su séptima victoria consecutiva.
Más nombres para el recuerdo porque en 1994, el 962 Dauer Le Mans GT desarrollado sobre la base del 962 C ganaba una vez más. Esa década, la de los noventa, daba como resultado cuatro triunfos absolutos con tres tipos de coche diferentes, el Porsche 962 Dauer Le Mans GT, el Porsche WSC Spyder con el que ganó un equipo cliente en 1996 y 1997 y el Porsche 911 GT1, el primer monocasco de fibra de carbono diseñado por Porsche que llegaba a la pista en 1998.
Once victorias en su categoría entre 1999 y 2018 para los equipos privados que competían con Porsche reafirmaban el compromiso y el trabajo en las carreras de resistencia. En 2014 regresó el equipo oficial con el Porsche 919 Hybrid y las victorias se sucedieron un año más tarde y durante tres años consecutivos.
Si hay una historia que perdura y que esta vez sí será un amor verdadero y para siempre, es la de Porsche y Le Mans. Sin duda.
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