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Porsche
Porsche Classic

Los alerones más espectaculares e icónicos de Porsche

En la velocidad y el manejo de un coche influyen muchos aspectos. La ingeniería. El motor. La aerodinámica de su diseño. Y en los deportivos más potentes hay un aspecto que no solo se utiliza para darle un aspecto salvaje al vehículo, sino que es el complemento imprescindible para que se conviertan en auténticas máquinas: el alerón.

Aunque hay algunos alerones cuyo objetivo es simplemente estético no es el caso de Porsche, donde es un complemento aerodinámico con un fin muy claro: el de facilitar la conducción y el manejo del coche ayudándose del aire y usándolo en su favor. La aerodinámica de los alerones en Porsche persigue que el coche consiga moverse con la menor resistencia posible a través del aire o aprovechar ese aire para generar sustentación y poder coger las curvas a gran velocidad gracias, por ejemplo, al efecto “downforce” que permite mejorar el agarre. Muchos alerones se han convertido en icónicos a lo largo de los años pero en Porsche la elección de los más top no fue nada fácil. 

Norbert Singer se encargó de elegir los cinco alerones más significativos. El ingeniero de Porsche apodado como “Mister Le Mans”, ya retirado, desempeñó un papel clave en las 16 victorias generales ganadas por Porsche en Le Mans entre 1970 y 1998, y cuenta con el conocimiento y la experiencia ideales para elegir cinco modelos de Porsche que hayan hecho de sus alerones su mejor firma.

Porsche 718 Cayman GT4

En la quinta posición se encuentra uno de los deportivos más potentes de Porsche que emplea la aerodinámica para aumentar la seguridad en el manejo del vehículo a altas velocidades. Sus 420 CV nacidos de un motor 4.0 atmosférico, le convierten en un deportivo maravilloso, equilibrado y pensado para los amantes del circuito. Alcanza los 295 km/h y está diseñado para las carreras.

El alerón fijo en la parte posterior, seña inequívoca de este modelo, creció en tamaño con respecto a su antecesor para generar un 20% más de apoyo que antes, equivalente a 12 kilos en el eje posterior a 200 km/h. Este alerón es parte del paquete aerodinámico que consigue un 50% más de apoyo que su predecesor, pensado para un bólido que necesita que sientas la pista bajo tus pies cuando lo conduces.

Porsche 959

Hay ocasiones en que el alerón de un coche puede hasta pasar desapercibido, integrándose de una forma perfecta con el diseño de la carrocería del vehículo. Es el caso del Porsche 959 que alcanza los 317 km/h en velocidad punta, algo que ya fue un hito ya que hablamos de un coche de 1986. 

Su alerón fijo le proporcionaba una aerodinámica tremendamente eficiente y se convirtió en un adelantado a su tiempo. Contaba con suspensión activa y fue el primer coche de producción en monitorizar la presión de cada neumático. Con un motor bóxer de 6 cilindros, 2,9 litros y 450 CV, necesitaba un alerón que controlara el empuje de un bólido de esta potencia.

Porsche Carrera 911 RS 2.7

El alerón de este modelo es uno de los más icónicos de Porsche. Tanto es así, que el coche se apodó “cola de pato” por su curiosa forma y se ha convertido en uno de los más reconocibles. Su alerón fijo trasero es quien controla el motor bóxer de 6 cilindros, 2,7 litros y 210 CV sobre el que cabalga este coche de 1972. 

Pensado para correr, este coche se ha convertido en un auténtico clásico y sin duda su encanto proviene del alerón.

Porsche Panamera Turbo

El segundo puesto es para el Panamera Turbo y su alerón trasero desplegable. Esta berlina alcanzaba en segunda generación los 306 km/h y era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 3,8 segundos, así que necesitaba un alerón a la altura que mejorara al máximo la aerodinámica del coche sin que perdiera su estilo elegante. En este caso el alerón se eleva de forma automática siempre que el coche considera que se necesita y sigue presente en las generaciones posteriores, como la del Panamera Turbo S E-Hybrid.

Porsche 935 "Moby Dick"

El primer puesto no puede ser para otro. El “Moby Dick” también recibe su apodo por la forma de su alerón, que situado en su parte trasera le aporta a la zaga un aspecto de cola de ballena. Se convirtió en una leyenda gracias a sus más de 150 victorias en diferentes campeonatos durante las décadas de los 70 y los 80. 

El alerón fijo ayudaba a un motor bóxer de 6 cilindros y 3.0 litros con una potencia de 675 CV. Este coche de carreras encontró en él la mejor herramienta para soportar los 366 km/h que alcanzaba.

Cinco alerones míticos que no sólo convierten el diseño de sus modelos en algo único, sino que son el complemento aerodinámico ideal para coches con alma de corredor. 

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