Son las 8 de la mañana y me dirijo hacia el circuito de Calafat, voy por la autopista...
El 911 S de Ferry Porsche, un objeto de deseo
911 0300014. Tal vez con esta serie de números no te venga nada a la cabeza, pero esta numeración es especial. Tan especial que Ferry Porsche tiene algo que ver en ella. Es la de uno de los muchos coches que condujo y del que era propietario, un Porsche 911 S en un característico color verde oliva cuya estética nos traslada de forma inmediata a los años sesenta.
Nos recuerda a veranos largos en la costa, conduciendo en una carretera sinuosa mientras el sol azota a nuestra espalda. Un verano mediterráneo que durante muchos años este Porsche 911 S ha pasado en la bahía de Saint-Tropez hasta que un coleccionista lo volvió a mostrar en 2013.
Se convirtió en uno de los primeros diez coches en tener el que en el verano de 1969 era el nuevo motor plano de 2.2 litros y 180 hp, el más potente de la época. Para el equipo de carreras se reservaron los coches con el número de chasis del 01 al 03 que se pensaban usar en el Rally de Grecia, y el 13 se omitió en la fabricación porque aún se conservaban reparos con este número asociado a la mala suerte. El que portaba el número de chasis 911 0300014 aún se conserva, solo que sin la matrícula original que eligió Ferry Porsche, la SM 2000.
El 911 S de esa generación que se presentaba en 1967 fue viviendo varias modificaciones en su motor a lo largo de los años, con las que la potencia se vió mejorada y pasó de sus iniciales 160 CV a unos increíbles 190 CV.
El modelo S fue además el primer 911 en incorporar las llantas Fuchs con su característico diseño de 5 radios. A partir del año 1969 la distancia entre ejes se alargó 57 mm. Una conducción más estable y un mayor confort para los afortunados que podían tenerlo entre manos.
Pero el que nos ocupa hoy es único entre todos ellos. Con el paso de los años se ha convertido en una rara avis no solo por ser uno de los coches más antiguos que se conservan con el motor plano de 2.2 litros y 182 CV (180 hp), sino porque Ferry Porsche aportó su toque especial en el exterior del vehículo deshaciéndose por ejemplo de las anulaciones en el parachoques delantero, que sí conservó en la parte trasera del vehículo.
Si miramos en el interior de este objeto de deseo vemos que el sistema de inyección utiliza componentes del Carrera 6, pero han pasado tantos años desde que Ferry Porsche lo sacó de la fábrica que es complicado saber si estos se añadieron años después por otro dueño.
Lo que sí se sabe con certeza es que el interior está conservado y es tal y como era, con asientos de tela en tonos arena y cuero de anilina, más caro para la época pero mucho más resistente. Tanto que no ha habido que restaurar nada en todos estos años. El salpicadero de cuero negro y la llave a la izquierda. Hasta la radio es la misma que salió de fábrica, una Blaupunkt que aún funciona.
Las líneas exteriores tienen un color muy especial, un verde oliva metalizado maravilloso que gana en belleza bajo los rayos del sol y que aún se conserva.
El coche pasó de manos de Ferry Porsche a las de Guy Jean Dubois en diciembre de 1971 y hasta 2004 se mantuvo en la familia de Dubois, bajo el sol de Saint-Tropez. Pasado ese tiempo y después de pasar antes por un tercer propietario, llegó hasta el coleccionista Michael Heinemann en 2009, que lo mantiene hoy en día después de haberlo buscado durante años. Un modelo único.
Otros artículos que te interesarán
En el año 1963, Ferndinand y Ferry Porsche presentaban el sustituto del 356. El...