La Policía de Holanda y su amor por los deportivos Porsche

Si hubiera que elegir a la policía más cool del siglo pasado sin duda sería la extinta Rijkspolitie. Este organismo, encargado de labores policiales en municipios que no contaban con su propia policía municipal, trabajó en Holanda entre 1945 y 1993 y lo más curioso de su trabajo fue sobre qué coches lo hacía: un total de 507 Porsche que se convirtieron en el aliado incondicional de la policía holandesa.

Las persecuciones a alta velocidad parecen el escenario ideal para un deportivo. No hablamos de una película de Michael Bay, sino de las persecuciones reales que se vivían en las autopistas holandesas cuando no existían los límites de velocidad. Al no existir limitación, la Rijkspolitie holandesa necesitaba un coche lo suficientemente rápido, manejable y fiable para hacer frente a los conductores imprudentes y tratar de reducir el número de accidentes graves que se producían en carretera. 

El Porsche 356 de la Rijkspolitie

La patrulla de alta velocidad elegida debía además dirigir el tráfico en el caso de que fuera necesario, por lo que elegir un coche con el techo convertible se sumó a la lista de requisitos. El primer automóvil deportivo diseñado y producido por Porsche, el 356, era justo lo que necesitaban. De 1962 a 1966 su versión cabriolet se vistió con los colores naranjas y blancos de la Rijkspolitie. La brillante luz azul de la sirena que se instaló en el pilar A contrastaba con el blanco de la carrocería de la que se convirtió en la patrulla de carreteras más moderna del momento.

Así, el Porsche 356 Cabriolet no solo era la estrella de cine de películas como ‘Límite 48 horas’ o ‘Todo lo demás’, también fue el compañero perfecto para la policía holandesa. Un motor de cuatro cilindros y 1.6 litros con 95 CV que hacían de este deportivo el terror de los delincuentes. Gracias a su fiabilidad y manejabilidad, era implacable en las persecuciones por carretera.

El compañero perfecto para la policía holandesa: el 911 Targa

Cuando el Porsche 356 ya recorría las autopistas en manos de la policía de Holanda, se presentó a su sucesor. El que se convertiría en icono de Porsche vió la luz en el Salón del Automóvil de Frankfurt de 1963 bajo el nombre 901, aunque pronto cambió al que ahora conocemos y amamos: el 911. Comenzó con un motor bóxer de seis cilindros y 130 CV que llegaba a los 210 km/h. Ahora alcanza su octava generación, pero fue durante la primera cuando conquistó de nuevo a Holanda con su versión Targa de 1967. 

Desde que se presentara el 911 Targa en el Salón Internacional del Automóvil de Fráncfort en septiembre de 1965, este deportivo a caballo entre un coupé y un descapotable se convirtió en el elegido para la Rijkspolitie. El primer cabriolet seguro del mundo, con una barra antivuelco, fue hasta 1996 el coche encargado de patrullar las carreteras holandesas y asegurarse de que se cumpliera la ley. 

Aunque no es solo en Holanda donde los deportivos de Porsche han sido elegidos para acompañar en las patrullas a los policías. En 1973, por ejemplo, Bélgica sumó veinte Porsche 911 a su flota de vehículos de intervención. Se trataba del modelo de 1976 del Porsche 911 Targa pero con una ligera diferencia, y es que todos estaban equipados con el impresionante motor del 911 Carrera RS 2.7 de 1973 capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 7,4 segundos.

Pero el caso de Holanda es diferente y más histórico si cabe, porque un total de 507 coches de Porsche usaron el distintivo oficial de la Rijkspolitie entre 1945 y 1993. La llamada “naranja motorizada” se convirtió así en la mayor flota policial de coches Porsche de la historia. Los modelos 914, 924 y 964, junto con el 356 y ese primer 911 Targa, son algunos de los ejemplares que demuestran que un deportivo puede ser el mejor compañero de trabajo para la policía.