El 17 de abril de 1937 nacía en Viena Ferdinand Piëch. El cuarto hijo de Louise y Anton Piëch se convirtió en la semilla de la que nació uno de nuestros coches más exitosos, y en el artífice del renacer de Volkswagen.
En 1992 Porsche estaba tratando de desarrollar un motor V10 para competir con el equipo Footwork de Fórmula 1, pero el proyecto terminó escondido dentro de un cajón y no fue hasta mediados de los años 90 cuando se decidió recuperarlo para LeMans.
En 1948, Ferdinand Porsche fabricó el que fue predecesor del modelo más icónico de nuestra marca, el 911. El 356 nacía en ese año y su evolución tras años de victorias en carreras nos lleva hasta 1974, 26 años después de que el sueño de “Ferry” Porsche se hiciera realidad.
Cuando en 1963 Gerhard Mitter debutó en el campeonato mundial GP de los Países Bajos con un Porsche, no imaginaba que su relación con la marca llegaría a hacer historia.
La meta que Porsche persigue es siempre la de mejorar sin perder la esencia de lo que la marca representa.
Uno de los motivos por los que Porsche es una marca de prestigio y laureada es porque en sus inicios en la competición automovilística, la directiva de utilización de vehículos de pequeña cilindrada a los que se aplicaba una aerodinámica y peso reducidos, le permitían ser superior a rivales